No saben comunicar
“Y ser joven y no ser
revolucionario es una contradicción hasta biológica; pero ir avanzando en los
caminos de la vida y mantenerse como revolucionario, en una sociedad burguesa,
es difícil”, así lo manifestó Salvador Allende en su visita a la Universidad de
Guadalajara un 2 de diciembre de 1972, quien en septiembre de 1973 el entonces presidente
de la República de Chile muere en un ataque aéreo al Palacio de la Moneda tras
el golpe de estado perpetrado por Augusto Pinochet.
¿Se ha desgastado está frase,
está fuera de contexto? Y es que aquellos que hacen política cada vez propician
menos la participación de los jóvenes, existe menos identificación con las
nuevas generaciones, trata únicamente de ‘comprender’ su realidad, de querer
usar sus expresiones para estar en la ‘¡onda we…!’
Instituciones políticas,
dependencias gubernamentales, empresas se acuerdan de sus ‘activos’ cada que se
acerca una ‘contienda’; mujeres, adultos mayores, jóvenes, grupos de la
diversidad sexual etcétera, son ‘usados’ generalmente a beneficio de los
interesados en lograr metas como lo son puestos públicos, elevar la
productividad o destacar la atención que se le da a estos sectores
‘minoritarios’.
“No confíes en nadie mayor de
30” decía Jerry Rubin un activista norteamericano en la década de los años 60 y
70 del siglo pasado, quien posteriormente se volvió en un prolijo empresario,
él fue uno de los primeros inversores de Apple Computer.
Cada vez la confianza en los
políticos se diluye y no es porque sean mayores de 30 años como lo dijo en su
momento Rubin, las nuevas generaciones no hayan en los políticos, o cualquier
otra figura de autoridad, la empatía para creerles sus discursos en los
distintos foros en donde los convocan.
En el dialogo en el marco de la
mesa de políticos Political Intelligence
Summit, organizado por el periódico “El Financiero”, en la que participaron
los senadores Roberto Gil Zuarth, Armando Ríos Piter y el titular, en ese momento, de la
Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), José Antonio Meade Kuribreña, se
hicieron señalamientos sobre las nuevas generaciones de políticos, los
programas públicos destinados al sector juvenil, la democracia del país.
José Antonio Meade enfatizó
que muchos gobiernos no saben comunicar, pero en realidad es no saber comunicar
o no querer comunicar; el no querer comunicar provocaría perder las cuotas de
poder, la aplicación de políticas corporativistas y clientelares, se acabaría
el tráfico de influencias, que es uno de los usos y costumbres de la
administración pública, al igual que los institutos políticos.
La comunicación oficialista o
institucional suele ser tediosa en donde se repiten modelos discursivos que se
han replicado a lo largo de distintos periodos sexenales, lo único que cambia
son los actores, personajes que repiten frases hechas y rebuscadas.
El Estado tiene una
responsabilidad social señaló el senador Roberto Gil Zuarth, entonces es
obligación dar a conocer las acciones, programas o políticas para la sociedad,
pero esto no ocurre o bien lo hace de manera segmentada, quienes están en la
búsqueda de acrecentar el número de agremiados, seguidores o conformar su
‘estructura’ son los primeros en saber los ‘beneficios’ que otorga la
administración pública, los distribuyen a su interés, obviamente de lo que se
trata es mantener el poder y captar, si se puede, todo el dinero posible para
su beneficio.
De nuevo las ‘luchas’
generacionales, combatir el sistema, acabar con lo ya establecido, es lo nuevo
contra lo caduco; entonces aparece la figura del caudillo, el personaje que a
través de sus acciones, de su discurso envuelve o convence al joven quien ve en
él la empatía que no logran las instituciones, ser joven y no ser
revolucionario es una contradicción es la premisa que planteó Salvador Allende
en aquel lejano 1972.
¿Le ha fallado el sistema a
los jóvenes?, considero que sí, pero no solo el sistema sino la mayoría de las
instituciones que se acuerdan de ellos como una potencial fuerza de producción
o cierta cantidad de votos, pero no se les da la oportunidad de ser
protagonistas de ocupar cargos, la razón carecen de experiencia.
Ese sesgo crea no solo mal
humor social, como lo dice el senador Armando Ríos Piter, a falta de una
propuesta clara para agilizar la burocracia en los diferentes programas
sociales, como los distintos proyectos productivos destinados para los jóvenes
el mal humor crecerá cada vez más.
El desfase generacional es en
ocasiones evidente, no se está en la misma velocidad que van las nuevas
generaciones, mientras la clase política apenas empieza a interactuar en las
redes sociales, los llamados ‘Millenials’ ya buscan otros canales de
comunicación que satisfagan sus inquietudes.
La sociedad no es homogénea y
menos la juvenil, las vivencias de un chico que habita en la sierra guerrerense
no es la misma de quien estudia en Tijuana, se comete el error, en muchas
ocasiones, de hablarles con el mismo guion, pero no únicamente a ellos, sino a
toda la sociedad de este país, una madre soltera, un comerciante informal, el profesional
que no encuentra dónde ejercer sus estudios y se sub emplea.
Vuelvo a esta reflexión: es la incapacidad de
comunicar correctamente o no querer hacerlo para mantener las cuotas de poder,
en lo particular me quedo con la segunda parte, porque no existir un verdadero
programa ya sea en el Estado, administración pública, Iniciativa Privada,
siempre nos veremos a los jóvenes en combate con el statu quo.
El arte de escribir como herramienta hacia la Insurrección. En esta descripción vivencial un tanto cuanto existencial con tintes Freudianos, enriquecida con juicio de valor y utilidad me recuerda al mejor escritor de novela política gráfica descriptiva que ha tenido este país: Luis Spota. La izquierda, la derecha, la del centro, los de ultra derecha y los de ultra izquierda, siempre terminan siendo parte del sistema. Oportunidades solo han existido para los de la cúpula. Sin embargo, vivir con la esperanza, con cápsulas de felicidad y de garrotes y zanahoria, hacen transitable la vida. Sin duda la escritura desde una perspectiva ideológica es un bálsamo a las heridas. En este mundo por todo hay que pagar aún en el socialismo o con la izquierda. Sin embargo en este contexto la literatura es una catarsis hacia la libertad. "Hasta la Victoria, siempre" ECG.
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