¡Oh mamá! Ella me ha besado
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El beso de Auguste Rodin |
El calor de verano, los cuerpos acinados un “carro” de un Sistema de Trasporte Colectivo, que cumple cabalmente con transportar millones de usurario diariamente, ahí los olores matutinos perfumados por el recién ducha de la cálida mañana ya era un recuerdo efímero, ya los sudores, los aromas personales inundaban el ambiente, el sueño, el cansancio, los empujones, nos hacía caminar como autómatas, el robot de Tesla no es novedad, para quienes viven en la periferia de la Ciudad de México, que se tienen que levantar desde las 4 de la mañana para llegar “barriéndose” para checar a tiempo, para no perder el bono de puntualidad.
Así con la vista perdida, no sin estar alerta, del pertinaz carterista, el hábil cadenero, el insistente desvalido que solicita, no que exige monedas, una ayudadita por el amor de… seguimos esa ola que te lleva al andén en donde el olor de las garnachas que nadan en un mar de aceite, el humo de los motores de los autobuses Somex, la llanta quemada, a eso se une todo el humor de quien ahora tiene que tomar su lugar en una larga fila, para poder abordar el “camión” que lo llevará a su domicilio, más de una hora escuchando al del puesto de casettes poner música, se ha convertido de pronto en nuestro DJ, desde cumbias, hasta el rock sesentero, desde la balada romántica hasta la dolorosa y melódica lamentación de los Cadetes de Linares.
La espera tuvo sus frutos, encontré asiento pegado a la ventanilla, al menos el trayecto será menos abrumador, ya con el aire que se cuela por lo menos apaciguará la temperatura, que casi alcanza los treinta grados. ¿Aire acondicionado en la unidad? Ese es un sueño guajiro.
1987
La escena musical en ese año era muy rica y variada, tanto en idioma inglés como en el español, en México el movimiento creado por las disqueras Rock en tu idioma se consolidaba, grupos argentinos y españoles llegaban para abonar a lo que se hacía en “Mexicalpangan de las tunas”, Caifanes, Maldita Vecindad y los Hijos del 5º Patio, Los Amantes de Lola, Rostros Ocultos y muchos, muchos más se sumaban a lo que hacía El Tri de Alejadro Lora, Kenny y Los Eléctricos, Botellita de Jerez.
En lo que se le conoce como el Pop también existía muy buenas producciones, Timbiriche, Flans, Pandora, baladistas como Luis Miguel, Mijares, Yuri, Dulce; Juan Gabriel seguía creando muy buenos discos, José José a pesar de su afición al “Bacalao sin espinas” (es decir al Bacardí) era un referente, en la música regional-vernácula, Vicente Fernández era autoridad, se consolidaban los Tigres del Norte, la música de Banda que unos años después liderera El Recodo, empezaba a sentar sus cimientos.
En el idioma inglés sonaba en la radio Bad del rey del pop Michael Jackson, Livin’ On a Prayer de Bon Jovi, de la finada Whitney Houstos: I Wanna Dance with Somebody (Who Loves Me), años despues se apoderaría de la radio con esa rola del “Body Guard”, los británicos Def Leppard con su disco Histeria tenían como sencillo Pour Some Sugar On Me, la reina del Pop no se queda atrás y hace circular Open You Heart, I Still Haven’t Found What I’m Looking For de los irlandeses de U2, es decir había música de donde elegir.
Y entonces de allá de la Patagonia, del Cono sur de este conitente llamado América, empieza a programa en la radio a un pibe de escasos 12 año de nombre Pablo Maximiliano Miguel Coronel Vidoz, nombre que poco suena, pero si decimos Pablo Ruiz o Pablito Ruiz las cosas cambian.
De vuelta al camión
Ya sentado, casi arrinconado a la ventanilla, trató de acomodarme, tuve la suerte de que una mamá viajará con su pequeño que viene del kínder, también él y ella están agobiados por el calor, la gente, los humores y los olores que ahora se concentran en el camión que tarda en salir, porque hay que ocupar los 40 asientos y cada centímetro del pasillo, el conductor tiene que sacar la cuota del día, hacer lo posible por tener excedentes, es ganancia para ellos, así pues el aroma de las garnachas se cuela, cada rincón de nuestro express de lujo, la limusina de la clase obrera, empieza a desesperarse tanto los que van de pie como lo que ocupamos un incómodo asiento.
El ruido del motor calla algunos murmullos, el trayecto inicia, parece que salimos como bólidos, pero al incorporarse en los últimos metros de la Avenida Insurgentes Norte, para adentrarnos a la Autopista México-Pachuca nuestra limusina avanza a vuelta de rueda. En ese andar cotidiano en nos encontramos o convivimos con nuestros “extraños conocidos”, son personas con quien habitualmente coincidimos por que tomamos la misma ruta, unos van a la escuela, otros al trabajo, tal otros vayan una cita médica, en ese trajín están los conductores de los transportan, ya los clasificamos: son atrabancados porque quieren ganar pasaje, son lentos porque quieren llenar su unidad, son groseros diciendo siempre que recorranse porque atrás hay lugares, son pocas veces son amables, salvo si es la chica guapa que se dirige su destino en la “Gran ciudad”, ellos en ese trayecto ya sea de una hora o tres son quienes ponen musica al recorrido. Por las mañanas si encuentras asiento puedes continuar con el sueño que interrumpiste, las oscuras madrugadas, la mala iluminación de las calles ven pasar a decenas de transeúntes que dejan su casa para cumplir con la rutina del día. Y si tienes la mala suerte de viajar todo el trayecto de pie, también hayas la forma de dormitar. Así pues al ver al conductor, sabes que música habrá, dolorosas y melancólicas de José José, bravías y épicas de Vicente y Los Tigres; rock, disco, baladas, al menos si eres aficionado y fan de cualquiera de esos géneros pues el viaje se hace menos sinuoso, pero si en ese momento no soportas escuchar la Cumbia Barulera o Capullo y Sorullo, bueno el trayecto es eterno, porque una vez que se llega de nuevo al Autopista Pachuca-México, el tránsito es lento y ahí en esa unidad vez como el “Astro rey” poco a poco ilumina el Valle de Anahuac, ves esa nata de smog y piensas ahí me voy a sumergir, por que adentrarse a las vías subterráneas del “Gusano naranja” es siempre todos los días una aventura.
Tráfico de ida, tráfico de regreso, frio por la mañana, calor por la tarde, en ambos casos los nervios se crispan, y si la música que pone el DJ lejos de calmarte te enerva, entonces la cabeza es un caos. En esta ocasión el “Chof” en particular era un completo desconocido, tal vez nuevo en la ruta, para ese momento ya rozaba los 30 años, con una prominente barriga, un ralo bigote y lentes Ray Ban a lo Rigo Tovar, su ayudante o cacharpo, un chavo de casi 20 años delgado, pecoso, gritón y mentiroso porque siempre dijo que había lugares, pero nunca dijo eran lugares para que fueran de pie.
¿Por qué el tráfico tan denso? Inexplicable, no estaban ampliando los carriles, eso lo hicieron años después, el arco en donde anunciaba ¡Buen Viaje hasta pronto! ya había sido colocado, el otro en el que leías ¡Bienvenido al Estado de México! Estaba ya erigido, eran las leyendas, lo que se contaba, que decían que había ingenieros, topografos que estaban planeando horadar los cerros para hacer una via que nos llevará hasta Ecatepec y más allá, o que a sugerencia del finado Heberto Castillo se estaba planeando colocar los ventiladores gigantes para así dispersar la horrorosa contaminació, pensando el cansanció, el calor, el lento del viaje me hizo caer en el sopor del sueño cuando empezaba a sonar con una aguda y gangosa voz infantil:
Ella es mi amiga, mi amiga fiel
es una dulce, gota de miel
juega en mi mente, sin descansar
besa mis labios, me hace vibrar
Payola
Dicen los que saben y saben mucho que la payola era una práctica de las disqueras y promotores de los artistas que pactaban con locutores o directores de la radio para programar una canción o al cantante de moda para que sonara su canción a ciertas horas del día, tantas veces al día, claro era pagar, por lo que a veces en las radiodifusoras de la época se escuchará hasta el hartazgo canciones que eran muy insulsas, simples, que si bien poseían una pegajosa melodía, la letra en cuestión no preocuparía para nada a Bob Dylan, el flamante ganador del Premio Nóbel de Literatura.
Para 1987 el mencionado Pablo Ruiz hace debut con su disco epónimo Pablo Ruiz en su natal Argentina, en donde destaca, tal vez, Mi chica ideal, pero ese mismo año tal precisamente los promotores y disqueras buscaban la plataforma del mercado mexicano, que bueno vendieron al núbil cantante como el nuevo Luis Miguel, un pibe de 12 años que generaba simpatía con el público infantil femenino, así que ya su segunda producción que lleva por nombre Un Ángel ya estaba en grabación, pero había que entrar con un sencillo, y esa fue creo la canción con la cual titulamos este texto: ¡Oh mama! Ella me ha besado.
Entonces todas las estaciones que se encargaban de programar música pop, inundó las ondas hertzianas de la Ciudad con esa canción, para esos tiempos yo estaba en mi etapa más rockera-urbana, cualquier otro género musical para mí era un insulto a las buenas costumbres.
El martirio, cortándose las venas con pan bimbo
Hubo un estudio en donde se hizo un estudio de la canción más reproducida en la historia de las plataformas digitales Despacito de Luis Fonsi y Daddy Yankee, según esto cumplía con los patrones rítmicos y algorítmicos para que cualquier escucha se enganchará, lo cual provocaba que una vez que haya escuchado la primera vez no le desagradará escucharla una, y una, y una y una vez más, la ciencia aplicada a la creación. Ya pasando su etapa de furor de dicha rola, un buen colega, melómano, musico y anexas me compartió la versión de Despacito tocada al piano y la verdad la melodía es bastante agradable.
Pero… ¡Oh mama! Ella me ha besado. No sé si mi sueño fue breve o pasaron horas, lo que sí es que cuando desperté si habíamos avanzado 200 metros era mucho, y seguía en las bocinas del camión.
Abrazo el aire, cuando no esta
pensando en ella, puedo soñar
se que la quiero, tal como es
simple y silvestre, niña y mujer.
Y luego venía ese coro, estribillo o como se le llame que dice:
¡oh mamá!, ella me ha besado
¡oh mamá!, estoy enamorado de ella
¡oh mamá!, ella me ha besado
¡oh mamá!, estoy enamorado de ella
¡ohhh, oh mi mamá!
Eso es todo, el autor de la letra Rubén Amado, ¿qué detonante tuvo para tan profunda letra? Pero intentemos analizar: Ella es mi amiga, mi amiga fiel (Fidelidad solo los animales con los seres humanos se tiene que decir lealtad) es una dulce, gota de miel (no hay discusión a menos que se esté haciendo una analogía)juega en mi mente, sin descansar (Es decir la piensa a cada momento) besa mis labios, me hace vibrar (Ok, lo besa y ¡oh mamá!, ella me ha besado, vaya sorpresa no lo esperaba).
Y nos vamos a la siguiente estrofa:
Abrazo el aire, cuando no está (Muy bien la extraña, obvio ya le dio un beso) pensando en ella, puedo soñar (Insisto ya todo es posible después del primer beso) sé que la quiero, tal como es simple y silvestre, niña y mujer (cierra de esa manera es, es… para luego rematar con ¡oh mamá!, ella me ha besado). Sí, mi análisis ontológico-hermenéutico es muy chafa, lo sé, pero solo esas dos estrofas son las que usa Rubén Amado para terminar la canción que dura tres minutos 31 segundos con el coro.
Pues bien, el trayecto de más de tres horas fue eso, escuchar en un infinito bucle esa canción, no sé tal vez intuyo que ese conductor le dieron payola para poner esa canción hasta el hartazgo de los pasajeros, porque él y su cacharpo, iban felices, obvio los pasajeros ya con los nervios de punta pedían otra rola, pero el “Chof” en cuestión le importaba un verdadero comino la salud mental de quienes escuchaban esa móndriga canción voluntariamente a fuerza.
La anécdota de esto que les relato es verdadera, sucedió, y si por alguna razón esa canción sale en los algoritmos la evitó porque obviamente me traslada a ese viaje tan, pero tan incomodo con una canción que causa en mí una repulsión, hice este ejercicio liberador, solo para dejar escapar esa sensación de opresión que había acumulado por años, y también fue a petición de un gran amigo que a la fecha duda de lo que hoy aquí describo.
Sí, hay canciones, así insulsas. y simples, por ejemplo Fly Robin Fly de Silver Convention, Da Da Da de los alemanes Trio, pero esas rolas nunca las usaron como método de tortura. Dice Santiago Ramón y Cajal «¿No tienes enemigos? Es que jamás dijiste la verdad o jamás amaste la justicia». Pues bueno yo no desearía al peor de mis enemigos, --oh tal vez si me provocan-- que escucharán por más de tres horas:
¡oh mamá!, ella me ha besado
¡oh mamá!, estoy enamorado de ella
¡oh mamá!, ella me ha besado
¡oh mamá!, estoy enamorado de ella
¡ohhh, oh mi mamá!
No, me niego rotundamente. Hay que tener un grado de humanidad como aquel maravilloso cartón de la Warner Bros ¡No, lo de la fuente no, no, en el nombre de la humanidad no!
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