Los poliamorosos
En honor a Jaime Sabines
Los poliamorosos vociferan
Su amor es el estruendo más alarmante
El más brioso, el más abominable
Los poliamorosos cazan
los poliamorosos son los que se quedan
Se metamorfosean a diario, el recuerdo es perpetuo
La vesícula se llena de hiel cada que no encuentran
Cazan a diario, son libres
Los poliamorosos están idos de la mente, se les nota
¿solitarios?, nunca, nunca, nunca,
comparten, siempre, se conceden instantáneamente
gritando lo que es el poliamor
Les ocupa el poliamor. Los poliamorosos
existen en luz y penumbra, pueden, y lo saben.
Perpetuamente van y vienen
invariablemente de aquí para allá y viceversa
Acechan, imaginan, pero no suponen
Entienden que es necesario es coincidir
El poliamor es la breve prolongación
Es la constante del yo-tu-él-ellos-nosotros
Los poliamorosos son hambrientos
los que persistentemente nunca están solos
Los poliamorosos son los villanos de la intriga
Sus brazos son dragones de Komodo
Sus arterias se colman en la garganta
También como dragones para rugir
Los poliamorosos vagan en sus pesadillas
Porque al despertar luchan contra serpientes
El fulgor los enerva
Pero caen presas de un inusual sosiego
Ven escorpiones en todos lados
Y su lecho navega en un impetuoso océano
Los poliamorosos son lucidos en la locura
Con dioses, con miles de demonios
Los poliamorosos están a plena luz del día
firmes, satisfechos,
conversan con sus espíritus
Se entristecen de aquellos que dicen saber y no saben nada
que ignoran que el poliamor eterno es un breve suspiro
de las gentes que no creen en el poliamor
como una llamarada de un eterno volcán.
Los poliamorosos desafían a los cuatro elementos
Marcan donde vagan, son eternos nómadas
Arriesgan, siempre, retozan divertidos con el poliamor
Todos han de arriesgarse
Confiesan que siempre han de arriesgarse
Los poliamorosos detestan la rutina
Presuntuosos, completos, solitarios a veces indiferentes
Resucitan a diario para buscar esa anhelada mirada
y ellos corren, nadan, vuelan en cada segundo
en busca del deleite de ese soñado encuentro.
Perciben aromas en cada rincón de cada amanecer
a mujeres-hombres-quimeras sonámbulos de poliamor,
satisfechos, siempre satisfechos
a briosos caudales, y a incandescentes hornos.
Los poliamorosos cantan, no saben, pero cantan
Una canción tatuada
Y andan, caminan, ríen, ríen
La inimaginable vida
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