¡Viaje mágico y misterioso!
El primer paso fue decir: ¡Va! Así que se acordó la fecha y casualmente –o causalmente—fue en estos días de Halloween, para los “Gringos”, Día de muertos para nosotros, se había definido el momento que haríamos ese traslado sideral-mental, la plataforma de despegue allá en la sierra de la gente de la palabra humilde.
29 de octubre. Cinco de la mañana, una ducha fría, reafirmadora, reavivante. 06:30 ya en traslado al huaxyácac. Unas horas antes de hacer el traslado físico, es decir por carretera, conversé con verdadera animosidad de esta nueva aventura, mucha expectativa, curiosidad, incertidumbre y, ¡claro!, de vez en vez un poco de miedo, lo desconocido siempre provoca ese sentir, pero también genera tranquilidad, calma, paz, felicidad, sobre todo –así lo considero--, porque no es divertimento, es sanación, quienes me escucharon probablemente pensaron ha perdido la cordura, ¡naaa! La recuperé. Se rieron, me cuestionaron, y al final me desearon buen viaje.
Entre música, sabroso chocolate, mezcal ‘pegador’ y olorosas flores escuchamos a la autora y presentadores adelantar las incidencias de lo que ocurre en esas páginas que nos llevan a un peculiar viaje: …es que el Panteón San Miguel es un personaje más, es el hilo conductor, el cimiento de las historias que se relatan, él tiene personalida, es cauto, es discreto, es sabio, escucha y ocasinalmente o tal vez siempre profiere un consejo, quienes lo visitan salen en paz al igual que sus inquilinos que ansiosamente esperan el pronto regreso. Preludio claro de lo que ocurriría horas después allá cerca de las nubes.
Las manecillas del reloj avanzaban, miles de turistas visitan Oaxaca para ser testigos de una milenaria tradición, la disfrutan, la folclorizan, la gentrifican; mientras ellos ríen, cantan, bailan, otros se lamentan y se la mientan a esos que tapan las calles, que provocan un tránsito lento, el sonar de los cláxones se ahogan en las notas de las bandas, que tocan sones, jarabes, chilenas. Ahí los frustrados conductores llenan de toxina el hígado, en vez de un poco de “agua espirituosa”, caminar es la solución, la noche ya ha invadió la llamada “Verde Antequera”, el transporte público casi colapsado, la jornada laboral ha concluido, hay que regresar a casa de vez en cuando, aunque sea para dormir, decenas, cientos, miles de personas van hipnotizados en sus teléfonos, ven, escuchan, interactúan con lo que ven en las pequeñas pantallas, sin darse cuenta de lo que ocurre alrededor, es otro viaje, otro tipo de viaje que es el común en estos días, es una burbuja que es probable los proteja de esta realidad, sin embargo los aísla, el tacto ya no es con otra persona, es con un pantalla con un teclado digital, ya ni siquiera teclas análogas, siempre agachado, problemas con el cuello, espalda, hombros, manos, además de patologías de sueño, afectación en los ojos, pero no importa no podemos perdernos el meme del momento, el chisme de actor, el político, inclusive del vecino, con la llamada Inteligencia Artificial se ha hecho más difícil distinguir la realidad de la ficción, el destino nos alcanzó y nos rebasó, en un solo clic.
Pero bueno la noche ya es adulta, la charla con el guía Sup Tupa se hace cada vez más densa, sin embargo, con un resoplido esa pesada bruma se desvanece, cerca de la media noche los parpados ya no dan más, a conciliar el sueño, mientras otros duermen el sueño de los justos, otro aprovecha las horas nocturnas para acomodar ideas.
30 de octubre. La hora del viaje es cada vez más cercana, los minutos matinales parecieron más breves de lo normal, pero en estos casos la normalidad es ya irrelevante, ya tenía el arnés colocado, ya solo es cuestión de saltar al vacío, es como esa sensación de tener la hoja en blanco y no saber cómo empezar, qué es lo que ocurrirá, hay emoción, adrenalina, dopamina y casi todo lo que termine en “ina”.
13:30 h. El camino de los excesos conduce al palacio de la sabiduría, así lo dijo el poeta William Blake, ya en los años 60 otro poeta Jim Morrison, el llamado Rey lagarto, lo citó más o menos así El camino de los excesos te abren las puertas de la percepción, palabras más palabras menos de ahí el nombre del grupo que integró con Ray Manzarek, Robby Krieger y Jonh Densmore: The Doors, además ya se habían consumido miles de páginas sobre el tema: Miedo y asco en Las Vegas, Hunter S. Thompson; En el camino y Tristessa, Jack Kerouac; Se está haciendo tarde (final en la laguna), José Agustín; Los Indios de México, Fernando Benítez;, El hongo maravilloso, Gordon Wasson; entre muchos otros libros y artículos que abordan el tema sin olvidar películas como Trainspotting dirigida por Danny Boyle, basada en el libro de Irvine Welsh.
Elige la vida. Elige un trabajo. Elige una carrera. Elige una familia. Elige una televisión grande, elige lavadoras, coches, reproductores de discos compactos y abridores eléctricos. Elige buena salud, poco colesterol y seguro dental. Elige hipotecas con intereses fijos. Elige un piso de protección oficial. Elige a tus amigos. Elige ropa de sport y maletas a juego. Elige un traje de tres piezas a plazos en una gama de tejidos de mierda. Elige el que arreglar y preguntarte quién diablos eres el domingo por la mañana. Elige sentarte en ese sofá viendo concursos deprimentes y aplastantes, metiéndote comida basura de mierda en la boca. Elige pudrirte al final de todo, meando lo último en una casa miserable, nada más que una vergüenza para los mocosos egoístas y jodidos que engendraste para reemplazarte. Elige tu futuro.Elige la vida... ¿Pero por qué iba a querer hacer algo así? Elegí no elegir la vida. Elegí otra cosa. ¿Y las razones? No hay razones. ¿Quién necesita razones cuando tienes heroína? (Monólogo inicial de Trainspotting).
Y yo elegí este viaje, pensaba cuando escalaba por la escarpada carretera a la Sierra Mazateca, allá donde vivió una tal María Sabina, allá donde las nubes conversan con los cerros, mientras hacíamos ese recorrido me vino a la mente esa canción de Alejadro Lora y el Tri precisamente llamada María Sabina.Miles de personas/De todas las razas la fueron a ver/Alguna vez/Todos los periódicos/De todo el planeta, la fueron a ver/La entrevistaron/Ella mil cosas les platicó/Secretos les enseñó/Los ojos se los abrió/A todo el universo…
21:00 h. Huautla de Jiménez, los preparativos para recibir a los fieles difuntos están en su apogeo, mucha gente en la calle, el aroma de la flor de cempasúchil, impregna todas las calles, el olor a copal empieza a percibirse, gente transitando, frío, mucho frío, en ocasiones ráfagas de neblina inundan las empinadas calles y callejones, se difumina para dejarnos ver que estamos viviendo entre montañas, la luna se asoma, hay festejo o dolor porque hay cohetones, que anuncian despedida y bienvenida, perros dolorosamente ladran, nos dirigimos allá al sitio en donde otro viaje empezará, a 2300 metros sobre el nivel del mar, el respirar al caminar se complica, un gato ‘naranjoso’ se cruza en el camino lanza un breve maullido --es mi nahual lanzando una advertencia, o una bienvenida--, hay un hueco en el estómago ¡No! no es por hambre, es por emoción, así el guía Sup Tupa, se presentan y me presenta con quienes nos conducirán en esta ceremonia con los “niños sagrados”, una breve espera, un café caliente que de inmediato se enfría y es obvio calculo que estamos menos de 10 grados.
21:45 h. Más o menos. Estamos sentados frente a un altar en donde hay flores, diferentes santos, el Jesús en la Cruz, la Virgen de Guadalupe, sin faltar la foto de María Sabina, la sabia, velas, copal, arena, una dosis de tres familias de “Niños sagrados”, nos realizan una limpia, hay rezos en mazateco, un canto que nos hace entrar en una calma “chicha”, a pesar que hay mucho murmullo en los alrededores, ya no son tan sonoros, antes de comer arena, tierra en la cabeza, en la frente, en las manos, porque dicen que: Hay que darle gusto al gusto/La vida pronto se acaba/Lo que paso en este mundo/Nomás el recuerdo queda/Ya muerto voy a llevarme/Nomás un puño de tierra.
10:45 h. Tal vez. La ceremonia previa había pasado, y con todo respeto empecé a comer esos hongos maravillosos, sabor a tierra, a pasado, a miles de historias, su sabor ocre inunda la boca, ¡no! no es amargo, es más bien dulce, te llena, terminas satifecho, hay que digerirlos, con calma, masticar a ritmo del cantico de nuestra medium que nos deja figuradamente a las puertas de la percepción, a las puertas del palacio de la sabiduria, ya es cuestión de cada quien para abrir esas puertas. Me diejeron media hora y empezarás a sentir los efectos, será un cosquilleó en las manos, el frío ya no lo sentía, veía como se consumìan las velas, como bailaban las sombras, a lo mejor ahí empezaba esa subida, pero… paso media hora y nada, Sup Tupa ya estaba con los motores encendidos alcanzó a decirme que me esperaba, y espero y espero.
--¿cómo te sientes?
--¡Bien!
Unos minutos más y volvió a preguntar.
--¿Nada?
--¡Nariz de codorniz!
Me recosté mientras Sup Tupa entraba en trance, quería entrar a esa dimensión, pero no pude, bueno eso creo, porque empecé a percibir más sonidos, el tronar de los cuetes empezaban atronantes y se difuminaban lentamente ¡broooaaaaauuuuuuuuuuummmm! Me centraba en el altar las sombras seguían en sus mismo sitio, no de ahí no saldría nada, los ladridos de los perros eran lejanos y en ocasiones cercanos, cerraba los ojos y entonces todo era gris,de repente me percartaba de un breve color dorado en el techo, pero seguía yo en conciencia, eso creo, me preguntaba de nuevo.
--¿Nada?
--¡No, nada!
Nuestra conductora designada, pregunta si ya estamos en el viaje, Sup Tupa ¡sí! Yo ¡no!, piden otra dotación para alcanzar a quien ya está en plena travesía, sin dudarlo los masticó otra vez ese sabor a tierra, a pasado, a miles de historias, su sabor ocre inunda la boca, al sentir uno de esos niños sagrados, me parece más vivos que nunca, percibo un movimiento, instantaneamente retiro la mano, pero lo vuelvo a tomar lo llevo a la boca y otra vez ese sabor a tierra, a pasado, a miles de historias, su sabor ocre inunda mis papilas gustativas, vuelvo a recostarme, no pasa nada, eso creo, cierró y abró los ojos de manera constante, ¡no! no es sueño, veo a Sup Tupa en su trance, ya no me espero, ya está a millones de kilometros en el espacio, lo veo balancearse, fumar, exhala el humo del cigarrillo lentamente, se sienta, se levanta, hace frio sí, desde hace unas semans aquejo un dolor en los hombros, hoy la sensación es desiquilibrada, el costado izquierdo duele más, el derecho se siente liviano, de repente veo a Sup Tupa se lleva las manos al rostro ahí se funden, lo hace una, dos, tres veces, de repente esa cabeza desaparece por un breve instante, y vuelve aparecer, ¿cuánto tiempo pasó? Creo que micro segundos, se vuelve a levantar, se recuesta por unos minutos, yo todo lo percibo gris con breves destellos en dorado, pero sigo en conciencia.
31 de octubre. Silencio, ladrido de perros esporádicos como bien escribe Juan Rulfo: Tú que llevas las orejas de fuera, fíjate a ver si no oyes ladrar los perros (¿No oyes ladrar a los perros?). No pasó nada, ¿viaje? Es probable, tal vez no estaba preparado para ello, será en otra ocasión, si es que la hay, ¿decepcionado? Sí un poco, pero me dicen los que saben, que es la primera vez y que tal vez los “Niños sagrados” me está preparando para un tour más extenso, puede ser.
01:30 h. Nos retiramos a los aposentos para intentar dormir, pero el frío de la Sierra Mazateca no fue nada amable, me lo advirtiron una vez que te toca el aire viene otro viaje, tal vez un poco más rudo, el aterrizaje, pero si ni había despegado, así que de lo único que padecí es el frío de la región cero grados –ni frío ni calor--, logré conciliar el sueño, esperaba que ahí tuviera alguna visión pero nada ¡Les he fallado!
06:30 h. Desperté con los rayos del sol inundando la habitación al igual que las notas del grupo de los Huehuetones que en estas fechas acuden a las casas de la región para darle la bienvenida a la próxima visita de los Fieles Difuntos.
He de confesar que deseaba entrar a esa dimensión y encontrarme conmigo para recriminarme y decir: Lo hiciste bien, pero eres un pendejo, lo aceptaría vieniendo de mi mismo, ¡já, já, já! Pero no pasó, a lo mejor quería hacer ese viaje al pasado en donde me quedé con la palabras en la punta de la lengua, y ver toooodas las oportunidades que se presentaron en mi andar, o bien dar un vistazo rápido al futuro y ver que el viaje no fue en vano, sí me quede con unas ganas locas de decir ¡Que loca es la palabra mapache! Ma-pa-che, en honor a Jis y Trino.
08:45 h. Sup Tupa despertó, su aterrizaje fue rudo, pero nada que no haya ya experimentdo en esta mundana vida. Hicimos una rápida evaluacion de lo ocurrido, le platiqué de lo que alcancé a ver, él me dio detalles de su “trip”, le comenté la imagen que percibí de él en cierto instante como ese personaje de Guillermo del Toro el Hombre pálido en el Laberinto del Fauno, o bien como Obito Uchiha el personaje del anime Naruto.
El desayuno fue frugal, pero exquisito, los Fieles Difuntos ya rondan en Huautla de Jiménez, hay sol, pero la temperatura apenas pasa de los 12 grados, café, pan, mole, tamales, despedida de los anfitriones, con la promesa de volver, porque no es divertimento es sanación y como tal hay que ser constantes, es viernes, víspera del Día de Muertos, más flores, más olores en esa ciudad enclavada en la Sierra, ahora hay que bajar de nuevo a la realidad, es otro viaje, un viaje en donde el cuerpo ya sufré las consecuencias de la incomodidad y las enormes distancias, te das cuentas que los años mozos en donde podías subir y bajar montañas en tres patadas ya son solo recuerdos, sin embargo el viaje sideral, ese es otra cosa.
13:30 h. Una estrecha Urvan traslada a 15 pasajeros a la Verde Antequera, siete horas de camino, neblina, polvo, y muchas curvas, solo quienes tienen estomágo de hierro soportan ese trayecto.
20:00 h. Con el trasero adolorido por la incomodidad de los asientos, había que tomar otro transporte para trasladarme a la tierra de los Ñuu Saavi, la tierra del pueblo de la lluvia, tres horas más de viaje, al final del cuentas todo, todo fue un viaje, a la raíz, a la tierra,
2 de noviembre. Hoy que termino de escribir este texto solo puedo tararear: Préstame tu máquina del tiempo/quiero conocer la eternidad,/saludar de manos a lo nuevo/ y perderme en una extraña edad.
¡Lo acepto! ¡Soy la Morsa, me quedé en el viaje!
¡Qué viaje! Aunque dices que nada, creo que sí sentiste todo.
ResponderEliminarSigo en el viaje, tal vez aún no aterrizo
Eliminar