“Canción para Magdalena”


No sean ingratos, no les peguen a patadas
Hay que pegarles con la fuerza del amor
Hay que dejarlas suavecito, desmayadas
Hay que pegarles en el mero corazón
(Hay que pegarle a la mujer/La Lupita)


“Magda” vivia un infierno un día si y el otro también ¿Cuándo fue el momento qué todo se fue al demonio? Por más que urgaba en su memoria no encontraba ese instante en que entró a ese purgatorio, que tuvo que aguantar por años, soportó por los hijos, solo por ellos.

 

Han pasado los años y ella conserva ese garbo que tuvo desde que empezaron a rondarla, conocidos y desconocidos, tal vez tenía 12 años cuando le dedicaron un piropo, no lo entendió, ¡qué bueno! Porque en estos tiempos de las correcciones políticas el susodicho hubiese pasado al menos unas horas en el “fresco bote”. 

 

Pronto se dio cuenta de lo que causaba en las miradas masculinas, recibió una buena guia de su padres para sortear esas aguas turbulentas, pero de lo que no la advirtieron fue: qué hacer cuando llega eso que llaman amor, ¡caramba! Ahí si las cosas cambian, ni la fuerza de todos las deidades del Olimpo podía hacerla dudar de lo que en ese momento sentía.

 

Jesús era un tipo, no feo, no guapo, pero tenía esa seguridad que a muchos, incluso ya como adultos les hace falta, tal vez su altura o ese incipiente bigote a lo Pedro Infante le daban ese aplomo que se podía confundir con la soberbia, pero en ese momento, ¿Quién se daba cuenta? 

 

Obvio la vio y tuvo que contener el aliento, a los 15 años “Magda” ya era una chica con una figura bien definida, menudita, morena clara, cada que hacía calor, y vaya que hacia calor, en ese pueblo de Morelos, resaltaban sus chapitas, lo cual resaltaban vivarachos ojos color miel, de fácil sonrisa y esa voz con una lejana gangosidad, fue lo que provocó en “Chuy” esa obsesión, la rondó por meses, ella coqueteaba con él, era ese eterno juego de estirar y aflojar, pero sobre todo no aflojar.

 

La insistencia, y tal vez, solo tal vez un descuido, ese beso robado –sí eran otros tiempos--, rompió ese dique, “Magda” entraba a un mundo que sufriría muchas transformaciones, en ocasiones idilico, otras veces un infierno. 

 

Culminó los estudios de secundaria, Jesús formalmente fue hablar con los padres de Magdalena Ocampo, él estaba ya por terminar los estudios técnicos de contador, por lo que ya tenía un trabajo asegurado, era tiempo de formar un hogar, que mejor manera de consolidar esa meta de vida a lado de una mujer diligente, bella, que se hicira cargo de los menesteres de la casa, cuidar a los niños que esperaba pronto vinieran a darle felicidad a la casa –insisto eran otros tiempos--, los papás de “Magda” deseaban que ella continuara con sus estudios al menos una de esas carreras cortas para que pudiera apoyar a su entonces ya formalmente pretendiente, pero “Chuy” dijo, que para eso él iba a trabajar que no necesitaba que “su mujer” --suya de él--, buscará trabajo. 

 

Y se fueron… se despidieron de la casa, del pueblo, las decenas de pretendientes y admiradores solo vieron partir a una de las bellas chicas de la comarca, que se iba con un tal Jesús Pimentel, que sí en juicio era agradable, simpático, trabajador y tal vez más cualidades por admirar, pero que se diluian al primer trago, entonces se descubría a un tipo soberbio, agresivo, vulgar, la metamorfosis era justificada solo porque él se jodía la semana trabajando en esa oficina de mierda, soportando a jefes ineptos, a compañeros ineficaces, así que una copa, dos, las que sean apenas si mitigaban esa creciente frustración.

 

“Magda” maduró en todos sentidos, mientras duró el dulce sueño del enamoramiento, pudo tomar unos cursos para no sentirse inutil el casa, corte y confección, secretariado, reposteria, de todo un poco, claro empezó a percatarse del cambio de humores de “Chuy”, pero los justificaba porque los gastos a veces los abrumaba, la renta, la luz, el agua, la comida, ella le decía que podía ayudar, pero él se negaba y menos aceptó al saber que ya esperaban al primer heredero o heredera. 

 

Habían pasado ya tres años de haber iniciado la vida de pareja, había leído sobre el disfrute de la sexualidad esporádicamente, lo veía en televisió, en las películas, sí deseaba, por que todos y todas desean, quién decidió que solo los varones manifestarán sus anhelos carnales, quien decidió que las mujeres tienen que ocultarlos, ¡no lo sé! Pero todas y todos desean, ella deseaba, en algún momento su madre antes de partir a otra diemensión le dijo: ¡no te contengas hija, disfruta, goza, vive, nada de medias tintas, si eso no ocurre, agarra tus cosas y huye!

 

Pero ese consejo se diluyó con eso, de nuevo, que llaman amor, fue una noche de abril, cuando llegó “Chuy” venía con un par de copas encima, estaba alegre por llegar a casa y que lo recibiera “Magda”, quien ya le tenía preparada la cena, él animado le dijo que pronto lo promoverían, lo cual abría la posibilidad de obtener un crédito para tener una casa propia, ya no fue necesario robar un beso, así que las convenciones de la conquista ya se podían obviar, esa prisa no fue del agrado de ella, que esperaba más erotismo, más juego, más caricias, de pronto ya se vio recostada en la cama escuchando los arritmicos y presurosos jadeos de “Chuy”, no es que haya sido desagradable del todo, pero ¿y las estrellas, la melodía, las flores que se ven cuando es la primera vez dónde están? Esas aventuras románticas son un fiasco pensó. 

 

Todo era de altibajos, a veces ella gozaba el sentirse deseada, pero en otras ocasiones la monotomía de Jesús la llenaba de hastío, nada que no se puediera arreglar con el pasp de los años pensaba, pero no.

 

Nació Margarita en diciembre, Jesús deseba un heredero, estaba un poco decepcionado, pero al ver a su pequeña “Mago” se olvidó del heredero y ahora mimaba a su primera hija que decía él se parecía a su mamá, Doña Dorotea, con la llegada de su primer hija “Chuy recibió el ascenso, ya era jefe de archivo, ya tenía un mejor sueldo, pronto obtuvo el credito que lo aplicó rapidamente así que para inicios del año ya estaban viviendo en uno de los tanrtos suburbios del poniente de la ciudad.

 

Tras el embarazo, la figura de “Magda” se afianzó, su genes heredados por generaciones le mantuvieron ese armónico cuerpo, además que ella se mantenía activa con todos los quehaceres del hogar además ahora tenía que estar pendiente de su hija que era vivaz como ella, entonces los momentos de pausa eran pocos, solo cuando la pequeña dormia y eso a veces, pronto empezó a conformar amistadades con los vecinos de la calle, quienes siempre la veían en ese trajín, tener todo listo para cuando llegara “Chuy”, con las ganas de charlar un día se le pasaron las horas en la platica con Doña Lupe, cuándo se dio cuenta ya estaba casi tarde para preparar la cena para su marido, se despidió corriendo se metió a su casa, no tiempo para cocinar una gran cena, por lo que improvisó unos “sanwiches”, que al final no fue de mucho agrado de su marido, que él preferia una comida caliente y no comida fria, que según él es para gente floja. 

 

Al año siguiente nació Jesus Jr, lo cual puso feliz a “Chuy” ahora podría su empeño en enseñarle los secretos y claves de la vida a su hijo, no, no es que no deseara hacer eso con su pequeña “Mago”, pero según él las cosas se le facilitarían con el pequeño Jesús Jr.   

 

La desgana empezó a ser presa de ella, sobre todo en la relación con “Chuy”, quien ya no la veía como cuando la conquistó, empezó a ganar una prominente barriga, la cabeza empezó a encanecer, las arrugas eran más evidentes, culpaba al trabajo, a los compañeros a los jefes como siempre lo hizo, en cambio “Magda” se veía cada vez mejor, los años, los hijos hicieron de ella una mujer muy atractiva, empezó a sentir esas miradas como cuando empezó a generarle cosquillas a las decenas de admiradores de su lejano pueblo. 

 

Un día de esos en que el tiempo pasa lentamente, muy lentamente, vio pasar a un enclenque adolescente, 15 años, lentes, pelo desorneado, parecía que hablaba solo, llevaba unos libros, cuando lo vio tropezar, los libros, los lentes todo quedó esparcido en el suelo, ella no aguanto la risa, dejó de barrer un rato para preguntar si estaba bien, Rodrigo rapidamente se levantó, se sacudió lo que se tenía que sacudir, y dijo que todo estaba bien, “Magda” le ayudó a recoger las cosas y él se retiro entre avergonzado-agradecido por la ayuda.

 

Fue esa noche, cuando la olla explotó, “Chuy” llegó molesto, encabronado porque en el trabajo lo habían reprendido por tareas que no había cumplido, él se excuso que eso había ocurrido por la falta de presupuesto y de personal, y tenía razóm pero eso se pudo haber arreglado con un solicitud en tiempo y forma, pero le dio prioridad a los escarseós que la hacía a Jaqueline, pudo haber resuelto las cosas, pero la guapa y joven “Jackie” por fin había aceptado ir a tomar un café, las consecuencias: la reprimenda, el enojo; Magda trató de calmar las aguas, pero ahí fue donde explotó “Chuy”, le dijo que no entendía de las cosas de oficina, que no era solo tratar de calmarse, la tachó de pasiva, mediocre, ¡qué iba a saber de eso una ama de casa! Poco a poco empezó a elevar el tono de voz hasta llegar a los gritos, los niños empezaron a llorar, “Mago” abrazó al pequeño “Chuy” y se metieron a su recamára, “Magda” empezó a soportar algo que no tenía que soportar, violencia, que primero fueron gritos, hasta llegar al primer golpe. 

 

En el trabajo ya no solo era “Jackie”, fue Jazmín, Nora, Ariadna, “Chuy” logró ordenar su vida laboral y obtuvo otro ascenso ahor el jefe de departamento, así más resposabilidades y bueno… la convenciones sociales lo orillaban, según él a beber, pero una vez que se encendía la mecha o como él mismo “una vez que se le calentaba el hocico…” no paraba eso ocurría los viernes por lo que en ocasiones amanecía en Acapulco, Veracruz, y tantos otros sitios, llegaba los domingos por la tarde, con la cola entre las patas, con ojos de perro apaleado a ver a su esposa e hijos. 

 

Fue en esas farras cuando llegó todo descamisado, desfajado cuando Magdalena le pidió el gasto, para la despensa, era una solicitud valida, coherente, ella había estirado las pocas viandas el fin de semana para los chavales, pero “Chuy” lo tomó a reclamo fue cuando asestó el primer golpe y luego otro y otro, “Magda” pudo ver como sus hijos se ocultaban, trató de defenderse, pero le fue imposible, instintivamente,  empezó a gritar, a llorar, y más cuando empezó a sentir un liquido rojo, con sabor a fierro le recorria el rostro, apenas podía respirar, perdió el conocimiento o ya no sentía lo que pasaba cuando recobró la conciencia un paramédico de la Cruz Roja la atendía, pudo distinguir a decenas de personas en la puerta de su casa, a “Chuy” custodiado o sometido por dos regordetes policías con la cabeza baja, con la mirada perdida, lleno de sangre en la camisa, sangre que era suya, fue cuando reaccionó y de nuevo el llanto preguntando por Margarita y el pequeño Jesús. 

 

“Chuy” más por la vergüenza, por él que diran los vecinos se decía arrepentido, no por lo que había hecho, se lo iban a llevar a los separos para levantar la denuncia, pero “Magda” prefirió que se quedara, los regordetes policías preguntaron que si estaba segura de lo que decía y ella dijjo que sí, los vecinos también se asombraron, en fin, en cosas de dos, un tercero sobra. 

 

Jesús Pimentel se portó bien en casa, llegaba con regalos para todos, vestidos para ella, juguetes para los niños, recientemente se había comprado un auto, asi que los fines de semana salían a pasear, se alejó un poco de la bebida, no así de las conquistas, empezó a llegar muy tarde a casa, ya no cenaba, situación que frustraba a “Magda” que se pasaba todo el día en ideando que preparar. 

 

“Mago” tenía seis años, Jesus Jr. cinco, cuando nació Santiago, de nuevo “Chuy” se portó como el padre amoroso de los primeros años, aunque ya estaba más ausente. “Magda” empezó a consolidar más amistades en su calle, desepues de aquel incidente, las vecinas empezaron a cuidarla ella correspondia en ocasiones con galletas o pastelillos que horneaba aplicaba los conocimientos de reposteria, o reparaba las prendas deterioradas de sus vecinos, con eso se ganaba unos pesos que la hacía sentirse bien, sus vecinas la animaban a emprender un negocio, que tenía que explotar esos talentos, pero ella por temor a empezar una “empresa” de ese tipo decía: ¡ya vere! Tengo que platicar con “Chuy”, situación que obviamente no ocurrió. 

 

En un abrir y cerrar de ojos ella se vio ya de 30 años, las explosiones de Chuy empezaron a ser más frecuentes, no siempre era violencia física, era de todo tipo, una vez que se le pasó el gusto de ver nacer a su tercer hijo su actitud era cada vez más distante, sentía que en casa no encontraba la replica que halaba en el trabajo, según él, ella no entendía nada de lo que pasaba a su alrededor, un viernes se fue como siempre de farra, regresó como es costumbre el domingo por la noche, lo que no sabía es que se había llevado las llaves de la casa y “Magda” se quedó encerrada con los niños todo el fin de semana, claro había provisiones para pasar encerrados esos días; fue en ese lamentable suceso que “Magda” empezó a ver la anomalía, y también cuando consolidó la amistad con Rodrigo, que ese viernes como de costumbre iba en distraido escuchó: 

 

--Ptsss, ptsss, ¡hey Rodrigo! ¡Rodrigo!

 

Reconoció esa voz con un ligero tono de gangosidad, levantó la vista, volteó de un lado a otro y no vio a nadie, seguro era su imaginación, y volvio a tomar su paso. Ya se iba cuando de nuevo escuchó. 

 

--¡Hey, Rodrigo, Rodrigo! Acá abajo,

 

Fue cuando “don Lelo” pudo ver la sombra detrás del zaguan, era Doña Magda, quien le hablaba. 

 

--Oye Rodrigo hazme un favor, ve a comprarme un poco de jamón y un refresco, que no tengo las llaves y no puedo salir. 

 

--¡Claro que sí! ¿Y por qué está encerrada?... bueno deme y voy. 

 

--No tienes que me prestes, ya despues te lo repongo…

 

--¡Hijoles! No traigo ahorita, pero voy a mi casa, y ya vengo, ¿cuánto va querer, para ver si me alcanza?

 

--¡Un cuarto de jamón y medio kilo de blanquillos!

 

Rodrigo esta vez no se tropezó, fue por el mandado le pasó el jamón por debajo de la puerta de zaguan, trepó agilmente la corniza de la puerta para pasar intactos los blanquillos y cumplir la misión. Ahí pudo ver a “Magda” con pantaloncillos cortos, una blusa blanca que funcionaba como ombliguera, lo cual lo dejó pasmado por unos segundos, hasta que escuchó el gracias, y que pronto le pagaría el “gasto” que hizo. 

 

“Chuy” regresó por la tarde noche del domingo, hasta ese momento se dio cuenta de lo que había hecho, no se excusó, solo rio a carcajadas, situación que obviamente no le hizo gracia a “Magda”, a “Mago”, Jesús Jr y Santiago, apenas si se percataron de lo sucedido. 

 

Magdalena Ocampo seguía conservando su belleza, tal vez unas longitas ahí en donde tienen que estar, pero la hacían verse atractiva, seguia causando admiración tres hijos y habían regresado en ella esas ganas por vivir la vida como bien le dijo su mamá, la ausencia de “Chuy” era cada vez más frecuente, sus lapsos de ira eran itermitentes, las agresiones pasaron a ser más discretas, para que sus hijos no se alarmaran ella encontró la forma de absorver ese dolor que te causa un puño cerrado en el estómago, en los brazos, y de vez en vez en el rostro, pero ¿cómo simular los moretones en el alma? Las heridas como sea se borran a los tres días. 

 

“Chuy” empezaba a envejecer, apenas era tres años mayor que “Magda”, quien se veía cada día más joven, tal vez era por que empezó a consolidar amistad con Rodrigo, por que mientras sus hijos estaban en la escuela, cada que lo veía pasar se ponían a platicar de cualquier cosa, Rodrigo estaba por entrar a la Universidad y era buen conversador, un poco tímido por que se sentía poco atractivo, pero cuando charlaba con “Magda” se explayaba, se sentía en confianza, seguro, sobre todo porque ella era una mujer muy guapa que le gustaba escuchar todas las ideas que aprendia en clase. Y “Magda” le encantaba ese entusiasmo le recordaba a los años en que conoció a “Chuy” pero no era soberbió, no él era más inocente, era algo que a ella le fascinaba.

 

Jesús Pimentel ya no pasó de ser jefe de departamento, tuvo oportunidades para preparse, pero dispendió esas oportunidades en consolidar su hárem, ese maldito ego de “yo las puedo todas” y al final no puedes nada, por que solo eres o fuiste usado, ese fue su calvario o sigue siendo, llegaron más preparados y lo fueron relegando, argumentaba la experiencia y los secretos del trabajo, pero la tecnología, las relaciones lo hicieron obsoleto, entonces todo empezó a recrudecerse en casa, había que buscar esa salida, ese desfogue, y lo encontraba en “Magda” quien aguantaba a pie firme todo, arriesgando integridad fisica, psicologica. 

 

Aquella escena de los policias regordetes deteniéndolo y esposándolo, se hizo cada vez más frecuente, pero ella no denunciaba, los vecinos se preocupaban más por que en unas de esas a “Chuy” se le iba a pasar la mano, pero asi pasaron los años, Mago y Jesus Jr ya estudiaban la Universidad, Santiago ya estaba en la prepa cuando, vieron como su padre, ese que decía querer mucho a su mamá la maltrató tantó que tuvieron que hospitalizarla por la severa golpiza que terminó en medio de la calle, esa vez la colonia entera se enteró de o ocurrido, hasta reporteros de la nota roja acudieron en busca de la noticia de ocho columnas. “Magda” estaba por cumplir 40 años.   

 

Tal vez  fue esa falta de querer, esa carencia de amor, esa ausencia de atención, el exceso de indiferencia, la mucha violencia, el constante desamor que Magdalena se quitó las amarras, se quitó totalmente la venda de los ojos, empezó a ver lo que no quería ver. Dicen que todo lo posible e imposible inicia en los días de intenso calor, tal vez verano, o tal vez era primavera, se superaba los 35 grados a la sombra, cuando “Magda” salió al mercado a comparar algunas cosas para preparar la comida para sus hijos, ya en “Chuy” ni pensaba. Fue ahí que se le acercó un tal Leopoldo, era un tipo regordete, de sonrisa contagiosa, piel blanca y sonrosasa por el inmenso calor, era el vendedor de las verduras, que desde que la vio por primera vez había quedado prendado de esa guapa mujer, siempre había buscado la oportunidad de acercacele, pero ahí en el puesto estaba su esposa y bueno no era lo correcto, cada que compraba le daba de más, pero ella no se había percatado de este peculiar admirador, hasta ese día que lo vio ya de cerca, le pareció agradable, empezaron a una amena charla. Polo al final antes de despedirse le dijo ¡a ver que día “Guerita” vamos por un café! Ella le contesto: ¡un día de estos!  

 

Fueron meses de insistencia, y la respuesta siempre fue la misma: ¡Un día de estos! Y ese día llegó cuando de nuevo “Chuy” se puso violento, de nuevo puedieron evitar más complicaciones, por que esta vez Jesus Jr y Santiago, que ya eran unos jovenes sanos y fuertes contuvieron la furia de su progenitor. Ahora fue en un día frío, gélido, cuando en verdad valía la pena tomarse un café cuando “Magda” aceptó tomarse un café con Polo, era un viernes, sus hijos llegaban tarde de la escuela, “Chuy” seguramente iba a aparecer hasta el sábado por la noche, por lo que se alistó, se pusó unos discretos jeans, un suéter cuello de tortuga, se hizo una cola de caballo, tomo su bolso y se dirigio a la cafetería convenida, iba un poco tambaleante, era ¿emoción o miedo? Se estaba a punto de cruzar una linea que… en esa cabilación iba cuando.

 

--¡Ptsss, ptsss! Hola. 

 

La voz se le hizo conocida, ya más de adulta, volteó y si, ya no era el adolescente distraido y enclenque, ya era un adulto no atractivo, pero si muy formal en su actuar lo cual hacía verse interesante, ¡vaya que sí! 

 

--¡Hola Rodrigo, cómo estás! ¿cuánto tiempo sin verte?

 

--Vine a ver a la familia y a los amigos, ¿cómo está Doña Magda?

 

--Ya tuteáme, dime “Magda” o “Malena”, cómo tu gustes…

 

--Ok, “Magda”, a ¿dónde te diriges?

 

--¡Voy a…! iba por el pan. 

 

--¡Qué te parece si vamos por un café! ¡No me digas que no! 

 

--¡Vamos! Tenemos mucho que platicar.

 

Cuenta la leyenda que en una cafetería cercana Polo llegó con un par de rosas, pero la persona que esperaba no llegó, hasta que apareció Marcela, la chica que vende bisuteria, a quien invitó el café, en esa estaba cuando apareció su esposa y se armó la rebambaramba.  Y ahora los policias regordetes esposaba y detenían a la enfurecida esposa que no dejaba de lanzar ‘lindezas’ tanto a Polo como a Marcela. 

 

“Magda” y Rodrigo platicaron largo y tendido, regresaron ya casi a las 9 de la noche, él la dejó en la puerta de su casa y se dirigió a la suya, “Magda” iba rozagante, contenta, al entrar vio a Santigo viendo la televisión, quien al verla tan feliz solo atinó en decir 

 

--¡Y ahora, qué te pasa!

 

--¡Nada Santi, nada! ¿pedimos pizza?

 

--¡Sí por qué no!, contestó. 

 

Magdalena Ocampo un día se cansó. Sus hijos ya habían culminado su estudios, como ocurre en la vida cada quien empieza a formar la suya, con sus avatares y sien ellos, un día en una de esas explosiones de Jesús Pimentel, decidió hacer una maleta, guardaer documentacion escencia y poner tierra de por medio, “Chuy” ya estaba jubilado, más achacoso que de costumbre esa seguridad, ese porte de sus años mozos desaparecieron, ahora ya era temeroso, de lo que sucedía, sus hijos, sobre todo “Mago” lo procuraba, pero tal vez solo por el hecho de ser su progenitor, tal vez no lo sé.  Ella misma había alentado que su madre se alejara de su padre, era sobreviviente de un infierno al cual ella decidiò entrar, pero tuvo la resistencia y el valor de salir, cuántas no pudieron salir de él. 

 

Aunque tarde siguió el consejo de su madre : ¡no te contengas hija, disfruta, goza, vive, nada de medias tintas, si eso no ocurre, agarra tus cosas y huye!

 

Hoy “Chuy” vive en su recuerdo de sus años mozos. “Magda” eligió la soledad, ya no es necesario depender de nadie, pudo tomar mas cursos, puso un pequeño negocio con el apoyo de sus hijos en donde obtiene dinero para solverntar los gastos, sus hijos se casaron se hicieron de un patrimonio y construyeton una pequeña casa para su madre, que agradecida no les la lata, solo para llamarles la atención cada que es necesario. 

 

De vez en vez se cita con Rodrigo para ponerse al día tomando café o té, ya la edad lo amerita, quien le presentó a su esposa y a su hijos. Creo que aún no le paga lo del cuarto de jamón y el medio kilo de blanquillos ¡Ni falta hace! 

 

PD: Los personajes que aquí se plasman son ficticios o eso creo, si son reales se les cambio el nombre para evitar susceptibilidades, y si no fuera así tomen en cuenta esto: Todo parecido con la realidad es mera casualidad o es toda una realidad. 

No más violencia contra las mujeres por favor.

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