Nuestro héroe desconocido

"Nuestro héroe" en cuestión era, o es, de esas personalidades en donde el talento lo suple con mucho ánimo, eso lo dotaba de un cierto carisma y simpatía, su esfuerzo cotidiano en cada juego era contagioso, en muchas ocasiones eso nos llevó a ganar muchos juegos, desde canicas hasta juegos de beisbol, pero donde afloraba su talento o suerte era en el futbol, seguidor en ese entonces del Cruz Azul, siempre que había oportunidad de jugar siempre pedía ser delantero, la éxtasis de anotar un gol era insustituible para él. 


"La de gajos"

 

Cuando lo conocí, nuestro héroe apenas tenía 10 años de vida, y había sido relegado del equipo --Argentina--, de la calle en la que viví por más de dos décadas, Maravillas, así que siempre que había oportunidad de jugar una cascarita o de retar a otras calles se esforzaba por hacer notar sus habilidades con balón, mismas que eran escasas, era una especie combinada de Gustavo Pedro Echanís-Claude Pagal con un poco, pero muy poco de Enrique Borja, tal vez los ‘panmboleros de hueso colorado, entenderán esta referencia.  

 

Hay un ritual bastante especial, ese cuando los más talentosos eligen a sus compañeros para formar los equipos, es emoción, adrenalina y en ocasiones decepción, ser elegido a la primera te pone ya en niveles de crack, pero ser escogido al último es motivación para esforzarte o en ocasiones quejarte durante días, recuerdo en una ocasión cuando formábamos las escuadras contrincantes, el "Chilis”, uno de los jugadores más talentosos de Villa de las Flores o al menos de Maravillas elegía… ‘Nuestro héroe’ gritaba: ¡Yo, yo, elígeme, yo, quiero ser el centro de rematador. Obviamente hubo risas, y el “Chilis” no le quedó otra que elegirlo. El resultado fue lo de menos ese día como muchos de las cascaritas de los fines de semana, de las anheladas vacaciones en Semana Santa, Verano y en diciembre, pero sobre todo siempre jugando con la palomilla de la esquina a quienes siempre los goleábamos; una de las anécdotas a la que “Nuestro héroe” siempre refería fue cuando en una ocasión anotó 10 goles de los 11 que les propinamos a nuestros habituales contrincantes, era sin duda nuestro contundente “Centro de rematador” quien para agregarle siempre ‘volaba los balones’ no había juego que no ocurriera, otro de los ‘cracks’ de nuestra tropa siempre le decía que tenía dos pies izquierdos.

 

Pasaron los años y el mítico Argentina no revivió a pesar de nuestras constantes solicitudes al ‘Chilis’, así que, nuestro despliegue de talento era “las retas” en el llano (el mítico ServiBronco), de vez en vez participar en algún equipo de la Liga Salesianos, pero nada más. Entonces llegó la década de los 90, nuestros intereses ya habían evolucionado: las chicas y la cerveza –eso decíamos, según nosotros--; en fin el tiempo, las actividades cambiaron pero ese constante recordar de nuevo formamos un equipo ahora en "futbol rápido", las canchas de esta modalidad empezaron a pulular por todos lados, había juegos nocturnos, entre semana así que era la posibilidad de mostrar lo que era la calidad futbolística de Maravillas. 

 

De alguna manera nos convencimos todos que podíamos tener un buen papel, así que hicimos un espacio en nuestra agitada agenda para jugar, era un miércoles el día elegido para nuestro debut, el sitio era el Colegio Montesori, hoy Universidad Lucerna, estrenaba cancha, la cita a las 8 de la noche, así que nadie dijo que no: Piter, Mauco, el Pipo, el Betijas, el Ñerick, el Chiwi, Zeús, el Jo, Olafo, obviamente “Nuestro héroe” y otros más se sumaron, de quienes tengo un borroso recuerdo, el caso es que pues todos estábamos con la adrenalina a tope por ese primer encuentro, para esto solo llevábamos un balón, mismo que se tiene que presentar para poder jugar. 

 

Así que llegamos poco a poco nos ataviamos, decidimos que el uniforme era playera negra y short blanco, en lo que nos comprábamos el uniforme, el nombre del equipo no lo recuerdo, pero bautícemelos como: “Los puercos salvajes”, empezó a llegar la escuadra rival que nos vieron con cierta curiosidad, o tal vez con cierto respeto, así que empezamos a hacer nuestro calentamiento hicimos algunos disparos al Maucos, el flamante cancerbero, “Nuestro héroe” fue el último en pisar la alfombra, a gritos pidió “la de gajos” se la pasaron, el esférico rodó uniforme y lentamente para poder darle con el empeine y dirigirlo a la portería, pero… a la mente me vino esa solicitud “¡Chilis yo, yo, yo soy el centro de rematador”.


 “Nuestro héroe” le pegó con una de sus dos zurdas salió un perfecto tornillo que se fue encima de la portería directo a la malla ciclónica, el balón exactamente dio con una de las púas se ponchó, se quedó ahí atorado, tardamos otros cinco minutos en bajarlo, todos sin excepción nos doblábamos de risa, el primer balón que toca, lo vuela y lo poncha, además de las burlas (que son las que más duelen) lo ‘cajeteamos’, aguantó vara, y al no tener balón pues perdimos, flamante debut, sin jugar y perder. Insistimos al árbitro para que nos diera chance de jugar, dijo que lo consultaría con el otro equipo que se negó, a lo mejor sintieron temor de ver semejante artillería. 

 

Ni modo, nos cambiamos, nos regresamos caminando a la calle sin dejar de cargarle la pila a “Nuestro héroe”, y al no jugar ni pagar arbitraje decidimos comprar unas chelas para comentar las incidencias del partido: Sí el cómo “Nuestro héroe desconocido, ese mítico centro de rematador, con una de sus poderosas zurdas hizo ese mágico disparo”.    

 

Hoy a la distancia, casi 30 años, en esta pandemia sigo imaginando qué hubiera pasado si los “Puercos Salvajes” hubieran debutado con un triunfo con goles anotados por “Nuestro Héroe”, ¿no lo sé? Pero como lo dijo en su momento Jorge Valdano: El futbol es lo más importante de los menos importante, la máquina del tiempo que son los recuerdos ya hizo su labor ¡Así sea!


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