Los gustos culposos en los tiempos del Coronavirus

Lo sostengo cuando confiesas tus gustos culposos, éstos dejan de serlo. Así que en estos días de confinamiento voluntariamente a la fuerza he explorado algunos recuerdos que parecían sepultados en la memoria, pero esto de no salir a la calle para hacer una vida normal nos ha convertido en animales en cautiverio, extrañamos la libertad de no hacer nada a pesar de no hacer nada, en efecto esto de echar la “güeva” tiene su chiste.



Pues bien, uno de los retos era leer, leer y leer, pero al iniciar al Quijote de la Mancha en la búsqueda de la tan mentada cita “…deja que los perros ladren que es señal de que vamos avanzando”, decidí pausar la misión por unos días para tomar fuerza poder terminar las mil seiscientas y pico de páginas de una edición de aniversario, ¡en fin!

El estar conectado de manera permanente en la red, durante este cautiverio nos pone al filo de una sobredosis de información, misma que puede generar un coma de noticias falsas, o si lo quieren agringar de las famosas “FeikNius”, y de repente aparece Talía, Eugenio Derbez, Patricia Navidad y tantos otros llamados artistas que critican, señalan las falencias del gobierno en turno ante la “Pandemia Viral”.

Y también los comunicadores profesionales han caído en esa tentación de replicar noticias sin antes confirmar la fuente, pero bueno son los “pequeños pecadillos” de un oficio como lo es periodismo que ha mostrado su peor cara, pero no todo es malo y ahí es donde empieza esto de los gustos culposos, de repente esa navegación te aparece el muro (o como le llaman los expertos el “taimlaiin”) un aviso: ve las nueva cirugía de Kim Kardashian, y le das el clic, y eso te lleva a otra nota que dice: ve como vive actualmente Angélica Rivera, no lo dudas entras al sitio ves fotos, lees, te enteras entonces de las aventuras de Pedrito Sola, de los gustos de Michael Jackson, de la dieta de Marya Carey, cuando menos te das cuenta ya estas en YouTube, no sin antes haber pasado por el “Feisbuc y el tuirar”  para “estalquear” o en otros términos espiar a tu ‘crush’, tu ex o ese amor dizque platónico y soltar la frase ¡Qué tal te va sin mi!


En tu disciplina “intelectualoide” lo primero que buscas son documentales, algunos tutoriales (de lo que sea porque lo que deseas es aprender) pero de repente te acuerdas de algún programa de tus años mozos, así que de repente sin darte cuenta estás viendo Los Polivoces, La Carabina de Ambrosio, Ensalada de Locos, ves algunas escenas de alguna telenovela como: El extraño regreso de Diana Salazar, María la del barrio, Alcanzar una estrella, o las caricaturas como Sandy Bell, Remi, Heidi sin olvidarse de Don Gato y su pandilla.  

Y así no dejas de tirar baba al ver los contoneos de Gina Montes, tratas de imitar el tono de voz de Carlos Mata cuando canta ¿Que por qué te quiero?, tema de la telenovela venezolana “Topacio”, y de repente así de la nada ya estas cantando las rolas de Camilo Sesto, Raphael: “Hoy para mi es un día especial/ Pues saldré por la noche/ Podre vivir lo que el mundo no esta /Cuando el sol ya se esconde…”


De la nada, por decirlo de alguna manera para explicar los mentados algoritmos, en el playlis (sí para suene al lenguaje que hoy se ocupa) empieza a sonar: Esperanzas de Yuri, El muchacho de los ojos tristes de Karina, Volveré de K-paz de la Sierra, Tarde de Rocío Durcal, Pero te vas arrepentir con Zamacona y el Buki, pero todo se descontrola cuando de forma consecutiva suena: Te voy a enseñar a querer de Manuella Torres (La mujer que nació para cantar), Así no te amará jamás de Amanda “Greñas Miguel”, Ahora que estuviste lejos, de Karina, Vive de Napoleón y así se va… por un par de horas, trató de sanear el oído cuando escucho The Gambler de Kenny Rogers, Let be the rock de AC/DC, Papa was a rolling stone de los Temptatios, pero los malditos algoritmos de repente me programan (¡já!) a Sabú, Leonardo Favio, Rigo Tovar y un largo etcétera que si bien para la década de los años 70 y 80 eran parte del sonido de mi casa por un tiempo estuvieron vetados de mis recuerdos.


En estos tiempos de pandemia que nos obligó a quedarnos en casa, los que pudieron claro, se buscó la forma de pasar el tiempo para que no sea tedioso, nos dimos cuenta que teníamos una familia con quien conversar, amigos a quien saludar, amores que recordar y bueno lo peligroso es que empezaron a surgir esos gustos culposos que como lo dije en un inicio al confesarlos dejan de ser culposos, y bueno me gustan las quesadillas sin queso, disfruté de la actuación de Lucía Mendez en la Colorina y en verdad ¡RIGO ES AMOR! y que cada quien confiese sus gustos culpables. 


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