... Te llamarás Gloria


No hay nada que hacer ya, soy como soy 
La vida en las aceras 
No pienses que triunfar es lo mejor 
La vida te golpea 
No creo que al final vaya a ganar 
El cielo en la tierra No creas que al final vas a ganar 
(El cielo en la tierra/La Unión) 
 
¿Haz visto a la sensualidad personificada? ¿Haz percibido la belleza con los ojos cerrados? ¿Te han hechizado con solo una sonrisa? Te das cuenta que ya no te perteneces cuando solo sueñas que sueñas con ella… Pues eso me pasó amiga, eso me pasó y !no! No es una desgracia, al contrario me siento afortunado de haber vivido todo esto que te cuento. 
 
Un varón de mediana edad, que no lloraba, pero casi; desbordaba recuerdos en cada suspiro, su compañera de mesa solo atinaba en oírle y de vez en cuando palmearle el hombro, era para remover más añoranzas, eso le animaba a seguir su monólogo-diálogo. Al paso de un mesero ella pidió lo mismo para los dos… tal vez la cafeína haría fluir la memoria. 
 
--¡Wey! Déjate de dramas, te clavas a la primera, solo te sonríen y ya te imaginas con nietos, ¡no chingues también! 
 
--¡Chiaaale! ¿es cierto?... 
 
--¿¡Todavía lo dudas!? Te puedo hacer una lista de las veces que dices sentirte mal, lo bueno que ahora ya no te ahogas en alcohol… 
 
--¡Já! ¡Ya, ya!, está bien Mary, ésta vez será la última. 
 
--De este año, dijo ya con un marcado sarcasmo la atenta oyenteconfidenteaconsejadora, pero cuéntame. 
 
El ‘chisme’ no debe desperdiciarse, además la historia de perdedores siempre son aleccionadoras para quienes ven la vida pasar, así que puso más atención no sin antes darle una nueva palmada en el hombro. 
 
La vi por primera vez… era domingo, con una resaca leve, llegué listo para hacer mi labor, captar las mejores imágenes del evento, de repente a través de una nube de polvo, estaba ella con la melena alborotada, siguiendo el frenético ritmo de la música, muchas miradas sobre ella, se sabía observada, se sabía admirada, se sabía deseada. Así que encendí la cámara, enfoqué y ¡clic, clic, clic! 
 
--Y de seguro un chingo de fotos, no aprendes amigo… 
 
--¿Qué se le va hacer? 
 
--Y seguro de inmediato te lanzaste… 
 
--Espere el instante oportuno, me acerqué poco a poco, ya frente a ella, confirmé esa sensualidad, pensamientos tentadores me invadieron, y así a quemarropa ¿cómo te llamas?, bajó un poco sus gafas de sol, pude ver sus lindos ojos. 
 
--¿En serio, sus ojos? Replicó Mary con una socarrona sonrisa. 
 
--Sí, sus ojos ¡Bueno! Todo lo que podía abarcar mi mirada, y créeme que era muuuucho, al tiempo que con las dos manos describía unos grandes y bellos atributos. 
 
Mary soltó una estridente carcajada, que hizo que los integrantes de otras mesas voltearán a verlos. 
 
--¡Eres un pendejo! 
 
--¡Lo sé de cierto, no lo supongo, puntualizó Olafo, y prosiguió con su relato… me dijo y le dije y me dijo y al final dije: Te voy a cambiar el nombre. En base a lo que has traído. Ahora te llamaras Gloria… 
 
--Lo confirmo sigues siendo un pendejo y después ¿qué te dijo Gloria? 
 
--Me dijo: ¿Para qué ir al paraíso estando muerto? ¿Pará que alcanzar la Gloria estando vivos? Si la Gloria está muy lejos de este huerto, y sí, tenía toda la boca llena de razón. 


--Insisto estás bien pendejo. 
 
--¡Oh pues! Bueno ya, me dijo su nombre pero de inmediato, quien venía acompañándola me preguntó dónde iban a salir publicadas, las fotos, le dije que en el mejor diario de la localidad, obviamente cuando le pedí su teléfono, su correó electrónico me dio el de la Agencia de Edecanes en una tarjeta toda chafa se leía “Fashión”, la tarjeta la tiré casi de inmediato, durante los minutos que estuve en el evento, no dejé de admirarla, ya cuando me retiré me acerqué nuevamente, pero de inmediato me atajó la “Guardaespaldas”, alcancé a ‘dribarla’, me despedí con un ¡Hasta luego… Gloria!. 
 
Ella se quitó las gafas, me hizo un guiño, y me dedicó una bella sonrisa, pude ver entonces un coqueto lunar cerca de sus labios… Ese lunar que tienes cielito lindo junto a la boca, no se lo des a nadie Cielito lindo que a mí me toca… ¡Ay granizo no te calientes que te quiero pa’raspado! 
 
--¡Estás mal amigo, muy mal! ¿Qué y eso fue todo? No chifles y ya sólo con eso ya te veías por fin casado, apenas si te sonrío, ¡estás mal! 
 
--“¡Perateee!” eso pasó hace un par de años 
 
--¡Quééé! Pues “¡pior tantito!”, ¿la volviste a ver o ya no? No te digo que eres un pinche dramas… 
 
--Sí, si la volví a ver, por razones de trabajo, coincidimos pude charlar con ella, le volví a tomar fotos a sus lindos ojos… 
 
Mary movía la cabeza negativamente a modo de resignación, había signos de desesperación de escuchar a su atribulado valedor; la abrumaba. Se le notaba las ganas de darle un ‘zape’, para despabilarlo, pero el chisme, es el chisme; así que reprimió ese cosquilleo en la palma de la mano para evitar la violencia, violencia que no lleva a nada, solo a más risas. 
 
Amigo es la historia de tu vida, un año más y no aprendes nada, la conoces, le hablas, sales con ella, van al cine, a  comer-cenar con salsa y de la que pica, pasean, van a tu casa o a la ella, conoces a sus amistades, pocas veces tus amigos, yo por ejemplo, convivimos con la susodicha en cuestión, no sé si “hacen cosas” o no, eso ya no me incumbe, pero después de que te desapareces un tiempo vuelves y estás de chillón… 
 
Pero con ella fue distinto, dijo Olaf, había conexión, no te lo puedo describir, había algo más además de “hacer cositas”, sonreía melancólicamente en lo que perdía la mirada en el frondoso follaje del árbol que se mecía al ritmo del viento. 
 
--¡No, no por favor nooo!; se adelantó Mary sin poder detener lo que venía… 
 
Y así sin más con un alarido, no tan desentonado… Nada me han enseñado los años. Siempre caigo en los mismos errores. Otra vez a brindar con extraños. Y a llorar por los mismos dolores… las personas de las mesas contiguas volvieron a mirar divertidos a los peculiares bebedores de café, ¿de verdad solo están tomando café? Habrán pensado. 
 

Mary volvió a menear la cabeza. ¿Bueno y valió la pena? 
 
--Cada bendito segundo, Mary, cada maldito segundo. 
 
--Entonces deja de estar de chilletas, lo que pasa es que nunca te aplicas, además tu me has comentado que eso del matrimonio no es para ti, tu solo te quieres poner la soga al cuello, hay otras formas más divertidas para morir, además “ya no te cueces al primer hervor”. 
 
--Estoy en mi mejor momento… 
 
--Si tu lo dices, ¿bueno y luego? ¿qué pasó? 
 
--Pues lo de siempre: hice una buena faena, primer tercio, segundo tercio y a la hora de dar la estocada, nada. Salí jugando desde mi meta, tocándola, tuya mía te la prestó, acaríciala, y ya en el área chica; la tuvo, era suya y la dejó ir. Un buen inicio, buen intermedio y no saber hacer un digno final. 
 
--¿Y Gloria?... No por favor, no por favor, para que pregunté se recriminó Mary. 

 --Ella es feliz… Pero si ahora tienes, tan solo la mitad del gran amor que aun te tengo puedes jurar que al que te quiere lo bendigo quiero que seas feliz... aunque no sea conmigo... 

Ésta vez el cantar no estuvo tan chafa, de hecho se escuchó tan bien que algunos guardaron silencio, uno que otro volvió a saborear su café, a ver si no traía mezcal o algo parecido, otros como que intentaron hacer segunda voz pero se reprimieron, ya el más aventado quiso aplaudir, pero se reprimió. 
 
Mary no atinaba en taparse los oídos o los ojos, pero al final vio que su amigo disfrutaba del momento, de ese en que conoció la Gloria, al menos el recuerdo lo ponía de buen humor no sin antes volver a recalcarle: Eres un pendejo Olaf, pero se ve que eres feliz… 
 
--Lo sé… Olaf lloraba y sonreía. Mary pedía al mesero otra ronda igual, dos cafés bien cargados.

Y puedo cambiarte el nombre Pero no cambio la historia Te llames como te llames Para mí tú eres la Gloria.



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