Memoria de ficciones o viceversa



La vibración del celular es como el zumbido del abejorro, no es muy escandaloso, pero si persistente, lo ignoré la primera vez, pero ya la segunda ocasión ya no pude evitar contestar, ¿quién puede llamar a las nueve de la mañana, ¿qué no tendrán nada mejor que hacer? 

 --¡Sí, diga!, era un tono amable, pero enérgico, si es que existe ese tono de voz, al otro lado un silencio. 
--¿Qué desea?, volví a responder ya casi molesto, tras unos segundos 
--¡Eeee, eeh!, ¿está Olaf?, era una voz entre medrosa, pero familiar 
--¡Uuum… diga!, ¿quién habla?, ya exasperado del otro lado de la línea. 
--¡Hola! ¿Cómo estás? Soy Sócrates, sin tiempo de responder, soltó de inmediato: te tengo una misión que te va a gustar, esta vez no es nada fuera del otro mundo de hecho, si no has desayunado o no tienes planes para comer hoy lo harás de a “grapa”. 
Sócrates García un tiempo fue nuestro editor en el periódico donde coincidí con Adán, sabía que entre ambos existía una especial competencia, a veces encarnizada, pero leal, sabía también que a pesar de eso teníamos cierto parecido, éramos opuestos, competidores. 
--¡Qué tal Sócrates! ¿De qué se trata? Pregunté ya interesado, ahorrarme una desayuno o comida siempre me genera interés. 
--Vas hacerle una entrevista a Adán Sandoval 
--¡No jodas! Y para qué quieres que entreviste a ese güey, además ¿qué ha hecho de bueno? 
--¡Pues simplemente que creó un el personaje que lleva tu nombre y es generalmente es el protagonistas de las historias que publicó en su primer libro, Ficciones de la memoria (Editorial Alebrijez 2019), en su blog Primero viajo luego existo (adansandoval.blogspot.com) eres recurrente protagonista, además apareces en diversas colaboraciones que hace en algunos medios que aún se atreven a publicarle. 
--Por eso me cae mal el cabroncete, ni siquiera se dignó en avisarme, además lo que narra son puras invenciones. 
--Es buen momento para que se lo digas de frente, además se va mochar; dijo ya Sócrates convencido que aceptaría. 
--¿Y dónde propone ese bembo? 
--Dice que ahí en la Colonia del Valle hay… ¡que la Del Valle, mis polainas!, interrumpió Olaf, al rato va decir que sea en la Roma, ¡que no chingue! Ahora se siente intelectual, se le olvida que andaba en cada congal, o juntando las monedas para las chelas los viernes, ¡nel! Yo propongo el sitio. ¡Está bien! ¿Dónde propones?, dijo Sócrates ya resignado. 
--En el Museo del Pulque ahí detrás del Metro Hidalgo, ese canijo ya sabe, si de ahí luego no salía el muy mamón. 
--¡Está bien, yo le digo! Te parece bien a las tres de la tarde, ahí al calor de unos buenos curados pueden firmar un tratado de no agresión. 
--¡No seas mamila Soc! no creo que lleguemos a tanto. 


Bueno voy a dormir una hora más, son las nueve; al soquete del Adán lo veré hasta las tres, a ver si no sale con la jalada que no trae varo como es su costumbre, después de tantos años nunca ha cortado una flor de su jardín, por eso lo dejó Raquel, por pinche amarrado y miedoso, ya habrá oportunidad de echarle sal a la herida, para que se le quite “lo plumín”. 

Olaf Crespo ya no pudo dormir, ahora no se le quitaba de la cabeza las preguntas que le iba hacer al pinche Adán, su vocación de periodista de nuevo lo invadió, conocía bien a su “partner” de coberturas. Por años se vieron las jetas en la redacción y la competencia era habitual, pero un día, Olafo decidió dejar ese trajín y ahora colabora de vez en vez en algún pasquín inmundo como dice “Ya saben quien”, en tanto que Adán ahora está, según en otras lides, metido en la Comunicación Política, él que tanto se burlaba de esos menesteres, ahora está ahí, siendo parte de la burocracia. 
 
¿Cómo diablos se dio tiempo para según él escribir un libro? Esa era la pregunta que le rondaba en la mollera a Olaf, además claro saber porqué chingados lo había elegido como personaje de sus “historietas”, habiendo tantos otros precisamente yo. Se dio tiempo de cancelar la cita que tenía con Celeste; ¡ya habrá oportunidad! pensó tras colgar con ella quien se notó indiferente tras decirle que no la iba poder verla, todo fue: ¡Ok, está bien! Nos vemos.
 
Se dio un rápida ducha con agua fría, había que tratar de mitigar la resaca, tenía hambre, pero aguantó hasta la cita, buscó sus viejos arreos, pero no los encontró así que recurrió a la siempre fiel libreta y infalible bolígrafo, salió de su ‘depa’, allá por los rumbos de Azcapotzalco, tomó el metro para dirigirse al sitio en cuestión, el día anterior recibió el cheque de una colaboración por lo que no iba con los bolsillos vacíos, así que si el marro del Adán, salía con las chifladeras de siempre, pues había con que pagar, además recordó que cuando eran compañeros de andanzas trataban de asistir a las conferencias desayunos, así ahorraban unos pesos para alargar el raquítico sueldo del diario donde laboraban, o bien de vez en vez lo invitaba los tacos, ¡en fin tan ‘ojeis’ no era! Se decía a sí mismo mientras recorría el anden del metro. 
 
El “Gusano naranja” a esa hora no tantos usuarios, así que las ideas de Olaf viajan a la velocidad del subterráneo, formulaba muchas preguntas en la cabeza, una que otra la garabatea en la libreta, las demás las dejó revolotear alrededor por si acaso las utilizaba. Es martes el Museo no tiene muchos parroquianos por lo que el flamante entrevistador se dio tiempo de elegir un sitio en donde se sintiera cómodo, de frente a la puerta para ver quien entra y sale, cerca del sanitario para no recorrer todo el sitio y al lado de un pasillo por si había que salir corriendo, uno nunca sabe que puede suceder en un día como estos en donde el calor provoca un sinnúmero de emociones y pasiones. 
 
No espero mucho, un par de minutos después arribo Adán, ahí iba todo atolondrado y distraído, su miopía no había empeorado, pero tampoco mejoró su visión; traía un nuevo modelo de lentes de pasta, muy a la Buddy Hollie, pero de eso no tenía nada, pero bueno son los gustos de quien ahora iba ser entrevistado, ahora le tocaba estar del otro lado de la silla y ante su secuas de muchas batallas, bueno es un decir porque luego ahí se andaban cargando ‘carrilla’, que por lo general lo que “duele” no es lo que te dicen si no la risa de los demás, ¡eso como cala!, “aguantar vara”, no tomarlo a pecho. No había crecido ni un centímetro desde la última vez que lo vio, eso parecía un poco más delgado, tal vez un poco más formal, aunque traía otro par de Converse, así fue desde que salió que empezó a ganarse para comprar sus ‘cacles’. Una vez que los pequeños ojos de Adán se acostumbraron a la luz del lugar de inmediato reconoció a Olaf, se presentó un momento de tensión, un movimiento con la cabeza a manera de saludo y: “¡Quihubo!”. 

 
--¿Qué transa pinche Chaparrito? 
--¿Qué onda Güero?, ¿cuánto tiempo sin verte? 
--¡Naaa! Unos cuantos años nada más, el mundo está por acabarse, pero no pasa nada. 
--¿Te dijo el Sócrates que vinieras? 
--¡Ajá! No me pude negar, aunque lo hice. Pero pues insistió y aquí estamos, además me prometió que ibas a invitar los “pulmones”, así que quiero un curado de avena, ¡pa’empezar! 
--¡Uno de tomate para mí! Añadió quien iba a estar ahora en la “silla de los acusados”.  

El mesero no tardo ni en lo que canta un gallo tartamudo, dos rebosantes tarros, con ese elixir que dicen los que saben solo le faltó un grado para ser carne, ¡vaya usted a saber si es cierto, pero ahí estaba a la diestra de estos peculiares parroquianos y sin más… 
 
¡Salud! Al unísono en lo que chocaban los tarros. 
 
--¿Y Raquel? 
--¿Ya vas a empezar? 
--Es para que te desentumas “Chiquilín”, es solo por eso, ya sabes que eso de cargar la pila no se me da… 
Un enorme trago al ‘curado’ y después un suspiro que pareció eterno, la mirada perdida en la inmensidad del techo, de repente fija la mirada en su compañero de añejas batallas y… 
--No sé Güey, pero espero que sea feliz, se lo merece… 
--No te pongas mamón, ya sabes que esa historia bien puedo tener otro final, no te vayas a poner a llorar, ¡pinche chilletas!, además no vine a saber de tus desamores, a lo que mandó el méndigo del Sócrates es a entrevistarte sobre tu librito chafa que te publicaron. ¿Cómo lograste que te lo editaran e imprimieran? 
 
--¡Meeera mano! Todo empezó... 
--¡Yaaa! Esto se serio. Es serio pinche Güero, un día mientras perdía en el tiempo en el “Feis” el diabólico algoritmo me puso un anunció de “Se busca escritores”, le di el famoso ‘clic’ y era la Editorial Rodrigo Porrúa, publicaron una convocatoria en donde invitaban a los aspirantes a escritores a mandar sus trabajos a ver si calificaban para ser publicados por el sello y lo envié, ¿qué podía perder? Había de dos SI o NO, a las dos semanas recibo un correo que decía: “Nos gustaría que formará parte de nuestra familia editorial, un ejecutivo pronto se comunicará con usted y si se comunicaron me presentaron su plan de negocio, que como al ser un sello pequeño pues se está en el autofinanciamiento, y una sarta de cuestiones que en ese momento no entendí… 
--Entonces ¿tenías que pagar para que te publicarán?, ¿que no tiene que ser al revés? 
--Lo mismo pensé, pero eso ocurre con los grandes escritores, que tuvieron que hacer un largo recorrido desde su juventud temprana, o en algunos casos son de la nobleza cultural y como sabemos para algunos de ellos esas puertas generalmente están entreabiertas. 
--¡Chale donde sea se cuecen habas! Yo pensé que era solo por talento, llegabas a una editorial y dejabas tu manuscrito y ‘voi la’ al mes ya estaba tu texto en librerías, siendo invitado a Ferias del Libro de todo el país. 
--¡Noo, Olafo! Las cosas no son así de fáciles, esos son cuentos de hadas, acá las cosas son serias, como todo, entonces en esa llamada que sostuve con el “ejecutivo” pues me explicó todo esto, pero aún estaban los detalles de la edición, de impresión, diseño y todas esas cosas… Acordamos una cita, pero por cuestiones del destino, pues el teléfono que cargaba pasó a mejor vida en la chatarra, empecé eso que llaman Cuarta Transformación o como la quieran llamar… 
 
Olaf entre carraspeó la garganta, se la aclaró la misma dijo: Transformación de Cuarta. Así que: ¡esto que lo otro ‘salú’! 

--¿Entonces ya no terminaste ese proceso con la Rodrigo Porrúa?  
--Ya no. Sabes tenían un segmento en TeleFórmula, los sábados en donde entrevistaban a sus escritores, incluso en una ocasión vi en ese segmento a Juan Villoro, pero después el mismo sello se estuvo envuelto en una polémica en donde una actriz de Televisa mandó su manuscrito y la empresa editora no le cumplió y se armó la 'rebambaramba', notas en televisión, notas en los periódicos. 
 
La charla se estaba poniendo chida, pero las “tripas” o más bien la solitaria de ambos ya empezaba a manifestarse, así que pidieron una orden de chicharrón, carnitas, nopales y para que amarre una ‘salsa borracha’, bien picosa; todo, todo siempre es mejor con comida y el estómago lleno, eso lo aprendieron cuando andaban en busca de la nota de “ocho”, era necesario comer para poder no perder “concentrancia”. Tras “zamparse” dos “tacuches” y otro buen trago a su respectivo curado la entrevista prosiguió. 
 
--¡Oquei, oquei! ¿Y entonces?... ¿cómo llegaste a la otra Editorial? 
--Pues ya con las ganas de publicar lo que me había llevado en escribir casi medio año, pues busqué en editoriales por Internet y eso vi algunas argentinas, españolas, solicité información, sus procesos de edición-impresión-publicación, y ya estaba por mandar el manuscrito una de ellas, cuando de nuevo ese algoritmo que siempre te vigila me puso frente a mi la Editorial Alebrijez, que al final me convenció por que le da muchas facilidades al autor, sí era también invertir, era hacer una co-edición… 
 
--¿Y lo mandaste? 
--Es correcto. 
--¿Y luego? 
--Pues me respondieron: Su obra cumple con el mínimo de calidad. ¡Al menos ya era otra opinión, ya no era de los cuates o de la familia que siempre te dicen ¡Sí, sí escribes bien! Pasó una semana, me mandaron el contrato… 
--¿Contrato? ¡Chale! 
--Fui allá por los rumbos del Metro Tacuba, en donde me encontré con el director de la Editorial, me dio detalles del convenio que firmábamos, estampé la poderosa, acordamos una cantidad de volúmenes, nos tomamos la foto, y empezó el proceso de edición. 
--¡¡Güey!! Pero si hay varios detalles a señalar y corregir. 
--¡Si caray!, pero en esa dinámica de co-editar, en que yo no tenía tiempo, en que ellos sufrieron un robo a sus instalaciones, hubo un momento en que parecía que ya no se haría, además que ya casi le veía ‘alas’ al dinero que invertí como adelanto, creo que la principal propuesta de ellos fue que le cambiaron el nombre al libro yo propuse que se llamara Mi primera vez, pero ellos dijeron que por razones comerciales había que buscar otro nombre, ya después de pensarlo un día les dije entonces que se intitule: Ficciones de la memoria
--¿Y por qué esos nombres? 
--Mi Primera vez es el relato con el que inicio, que relata de manera metafórica una primera vez, y es la primera vez que me publican un libro, espero que no sea la última, pero dijeron: ¡No! 
--Y se te ocurrió Ficciones de la memoria… 
--Sí, los relatos-cuentos, que conforman el librito son eso: recuerdos que se mezclan con fantasía, o fantasía con toques de realidad. 
--Bueno y ¿por qué chingados usas mi nombre, soy yo acaso? 
--¿No mames me vas querer cobrar derechos? 
--No, aunque no es mala idea, ¿solo quiero saber? 
--Es un nombre fácil de recordar, además el Olaf que describo mide 1.75, es mulato, fornido pelo chino y de espeso mostacho, tu eres un Güero desabrido, pecoso y panzón. 
--Esta bien no te voy a cobrar derechos, pero pide otra ronda que me gana la sed. 
--¡Meeeserooo! Otra igual al tiempo que señalaba los tarros ya vacíos desde hace unos minutos.
  
El libro consta de 10 relatos, que narra diversas situaciones, en tiempos indefinidos, va de los años 70 a los 2000, es un Olafo niño, un preadolescente, hasta un anciano con dolores en las rodillas que recuerda lo vivido; esas páginas son la máquina del tiempo del escritor en ciernes, deja ver la influencia de diversos autores que ha leído, Ibargüengoitia, José Agustín, Armando Ramírez, Armando Vega-Gil, Jack Kerouac, Juan Villoro, y ¡por qué no! hasta García Márquez sin olvidarse de Bukowski, en las líneas de cada cuento hay sexo, deporte y rock and roll… eso era lo que ya redactaba Olaf en la cabeza sin aún terminar la charla; si se lo digo se lo va creer al mamila, pensó mientras se preparaba otro taco placero. 


--¿Quiénes son tus influencias? 
--Pues hay de todo, Maupassant, Rulfo, Xavier Velasco, Kundera… 
--¡Ay sí, ay sí! No chingues si lo que alcancé a leer no llegas a tanto, es más estilo arrabalero.
--Bueno si ya sabes para qué preguntas 
--Hay que medir el ego amigo, 
--Nada tiene de malo tratar de compararse con ellos, pero creo que hay de todo, cuando estás frente a la hoja en blanco, recurres a todo lo que has leído, no para hacer una copia fiel, pero si para encontrar las herramientas que dan salida a una buena narración en ocasiones considero que lo conseguí y en otras divagué, al final quienes se han atrevido a leer lo que ahí plasmo, termina por agradarles, tal vez lo dicen por compromiso, o tal vez lo dicen en serio. 
--Ambas cosas. Lo dijo ya con el afán de cargarle 'la pila' a su cuate.
--¡Chale, gracias! respondió resignado ante el sarcasmo de su valedor.
--No te pongas sensible, pero considero que tienes que mejorar tu técnica narrativa, pero si hay relatos bien logrados, como el de La Pelé mexicana, ese me parece interesante y más porque si es un personaje de la vida real. 
--Sí, esa 'Pelé' ahora es Directora Técnica del equipo de futbol femenil de los Xolos de Tijuana. 
--¡Mira qué cosas! Oye además parece que no quieres salir de Villa de las Flores, ¿porqué esa fijación? 
--Es como el Cuévano de Ibargüengoitia, el Macondo de Gabo, el Comala de Rulfo… 
--¡Si ‘wey’, pero esos autores que mencionas son unos chingones y crearon su propio universo!
--¡Quéé!, Beberly Flowers también tiene su encanto, sobre todo los personajes que ahí pululan en la realidad como en la fantasía. 
--Está bien, está bien, ¿Y el tiraje? 
--Solo 200. 
--¿La comercialización? 
--Me dieron opciones, es más hasta una propuesta de precio para venta, lo cual me iba a dejar ganancias, al igual que a ellos, pero había que dejarles cierta cantidad de ejemplares, asistir a las ferias de libros en los que ellos participan y eso mi estimado Olaf es tiempo, mismo del cual no poseo por el momento, así que tomé todos y le lleve, ya lo que haga con ellos pues ya depende de mí, si los regalo, los vendo, o los done. 
--¿Y tienes pensado en editar otro volumen de relatos? 
--Sí, eso espero, de hecho, ya tengo unos ya terminados, y espero que la misma Editorial lo imprima, si no ya buscaré otra. 
--¿Oye y vas escribir algo donde sea Raquel la protagonista? 
--No lo sé… 
--Cabrón de tanto que me platicabas de ella, que hasta terminó por gustarme, pinche clavado. Es más no será un invento tuyo. 
Un silencio abrumador, la mirada perdida… y una mueca que se pareció a una sonrisa se estampó el rostro del ‘interfeuto’ 
--Mejor pidamos otra ronda, la neta hace muuuuucha sed. 

La entrevista parecía que ya había concluido, era momento de pedir al trio que tocaba en la puerta que se acercara para pedirle unas rolas. 
 
--Mi cuate el Chaparrito está nostálgico, le dice Olaf al trío, quienes escuchan con interés al Güero que con ya tres tarros de pulque lo habían puesto bien colorado, arránquense con Tres regalos. 
--¡Aaah la madre! Esto se va a descontrolar, dice Adán, mientras se escucha el requinto… y una voz dolorosa empieza a cantar: 

Me espero
No voy a marcharme
No voy a alejarme
Sin antes decir
  
Olaf escucha como la música se diluye, no sabe qué hacer, es él un producto de una invención de un desquiciado, o es Adán el producto una resaca tras haber bebido litros de pulque. 
 
Adán se imagina a un Olaf, pero no es con el que bebió la tarde de anterior; es más no supo cómo llegó a su casa, le suele suceder seguido, es más no sabe si salió de su casa. 
 
Olaf espera que Sócrates lo llame para sacarlo de sus dudas. 

Adán va llamar a Socrátes para saber si alguna vez contrató a alguien llamado Olaf ¿Es más Socrátes existe? 
 
Son FICCIONES DE LA MEMORIA o MEMORIA DE FICCIONES donde los personajes son imaginarios o de personas que desean escapar de su realidad. 

Marzo de1972, Hospital de la Castañeda






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