¡Qué p*** calor! (Una celestial visión)
La historia dice “así fue”; la novela propone “así pudo ser" Enrique Serna Cuentan que cuando los días son calurosos todo puede suceder; desde las desgracias menos pensadas, hasta visiones inimaginables. Pues lo segundo le ocurrió a Olaf, quien caminaba por las calles de una añeja ciudad, ahí iba como zombi, atosigado por el astro rey que no daba tregua ni bajo el cobijo de los frondosos árboles. Él, hizo una breve pausa para recobrar aire, se secó el sudor que le recorría por el rostro, en esos menesteres estaba cuando a lo lejos vio una celestial visión, aguzó la vista, se talló los ojos, limpió sus lentes; no podía creer lo que veía.. La diosa Venus a la vista de un simple mortal. La abrumadora temperatura de esa tarde no la incomodaba, ella iba fresca, flotaba, su andar hipnotizaba a quienes posaban su vista en tal deidad; ¡sí! el tráfico se detuvo, el tiempo se pausó… esto a causa del semáforo que estaba en rojo, pero no por ello los condu...