¡El Santo o Crispín!



Papa was a rolling stone 
Wherever he laid his hat was his home 
The Temptations 

2001. 30 de noviembre. Tal vez las 22:15... 

El timbre del teléfono me sobresaltó. Contesto: 

¡Sí diga! 

Del otro lado una voz bastante seria que me preguntó: 

¿Estás sentado?, reconozco a mi hermano. 

¡Sino, pues toma asiento!, advierte… 

¿Qué onda, que pasó? Repliqué ya con angustia. 

Un efímero silencio, con un tono casi sin asomo de emoción alguna, bueno en ese instante eso parecía, soltó a quemarropa: 

¡Acaba de fallecer el Crispín! 

Lorenzo González Palma, quien debió ser registrado como Lorenzo Crespo Palma, nació un 23 de junio de 1951, pero su padre Roberto Crespo --es decir mi abuelo-- decidió ir por Cigarros a Hong Kong y ya no volvió, según yo, así lo imagino, jugó a la ruleta rusa, tentó a la suerte y allá se quedó. 
 
Roberto era originario de la Costa chica de Oaxaca, para ser más exactos de Santa Rosa de Lima, Tututepec, dice mi abuela que era un costeño de pelo ensortijado, bigote abultado, alto, casi mulato, que lo conoció allá por los rumbos de Veracruz y que cayó rendido ante sus encantos y que la siguió hasta esas tierras agrestes de la mixteca baja, había que endulzar la historia ¡Qué no! 
 
De esa unión nacieron Josefina y Lorenzo, ‘Beto’ conoció a su primogénita a quien registró con el nombre de Josefina, pero con el paso del tiempo mutó al de Priscila, ¿la razón? Se fue pa’l norte y quiso empezar una nueva vida, eso supongo; cuando al varón vino al mundo Roberto ya no estaba; la rutina, creo, lo agobiaba así que se fue, ya no vio a su hijo, si embargo sus genes se quedaron para la posteridad; el infante Lorenzo heredó los rasgos de su padre, pero no la estatura, esa fue característica de su madre, quien era una pirinola para todo, cuentan. 
 
Todos los niños en los primeros años son simpáticos y bonitos, aunque hay sus excepciones, según yo, en el caso de Lencho, dicen, quien era tan agradable que decían podría ser el “Niño Dios”, sí aquella figurita de los nacimientos navideños ¿mito o realidad? el caso que de ahí se derivó a que hasta el día que dejo este mundano mundo lo conocieran como “El Santo”, a dos décadas de su partida aún recuerdan al ‘Santo’; el apodo de ‘Crispín’ se lo puso uno de sus cuñados, así lo tengo registrado en mi memoria que ya empieza a nublarse, a manera de diminutivo por aquello que era su apellido original: Crespo. Claro algo tiene que ver el personaje de Luis de Alba el “ratón Crispín”, pero no era por el “odio jarocho” al menos creo que no. Así que Crespo=Crispín. 
 
Y ahí puede quedar todo, pero no, no en este caso. 
 
Lorenzo-El Santo-El Crispín sería un buen personaje de una novela picaresca, protagonista de una historieta, pero él fue mi padre, en vida, por 50 años, ausente en más de la mitad de ellos, pero al final es junto con mi madre los creadores de este quien hoy 'aporreateclas', para convivir y conversar con los demonios, musas y demás 'elfas' que me susurran ideas las 24 horas del día, unos les llaman inspiración, yo digo que es un poco de locura, pero de la buena. 
 
Sabiéndose diferente, no mucho, pero si salía de la horma del lugar donde creció Lorenzo aprovechó esa confianza para y desfachatez para en muchas ocasiones tomar decisiones sin pensarlo, siempre apostándole a la suerte, soñador irredento, como diría el “Chava” Flores: ¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano? / A hacerte rico en loterías con un millón? Y de no creerse un día lo logró, en un sorteo para recibir un crédito para la compra de una casa o terreno fue el afortunado de llevarse la friolera de UN MILLÓN DE PESOS, ya era ‘milloneta’, bueno eso me dijo mi abuela que ahora si ya lo tomaba en cuenta, ya no estaba enojada de llevarse a su primogénita al infernal DF, deambular con sus nietos por las lodosas calles de Neza, Tláhuac, Iztapalapa, Tulpetlac, para luego asentarse en Villa de las Flores, aquel fraccionamiento conurbado que prometía bienestar para la creciente clase media de los años 80. 
 
El mito o fantasía de su andar en este plano terrenal dicen aún está el “itacate” (lonche), balanceándose al ritmo de los aires de la mixteca en un jiotillo (cactus) que le preparó mi abuela Domitila para que barbechara un terreno que le había heredado su abuelo Benito en donde iba a sembrar matas de pitaya, aclaro de pitaya no de cannabis, si no está sería otra historia que tal vez… ese en aquellos lejanos años 60 ya se visualizaba como un gran producto, pero El Crispín convenció a su mujer para irse a probar suerte así como Tránsito López, el Mil Usos
 
Suena hasta épico, la verdad es que el ‘cabresto’ que ya le gustaba empinar el codo, se puso una buena borrachera con sus tíos y pues como el perrito que le dan cariño siguió a quien le acarició el lomo y amaneció en la gran ciudad, curiosamente se le olvidó que ya tenía mujer e hijo, así que mi madre, como se acostumbraba en aquella época a dónde va el hombre allá tiene que ir ella, y empezó un largo peregrinar. 

Pitayas y un jiotillo fueron protagonistas de esta historia
 
Tenía cabeza para los números de ahí su afición a la apuesta, muchas ocasiones le descubrí tizas de billar, billete de apuesta del hipódromo, le gustaba la baraja, el dominó, y bueno en una de esas oscuras o vivaces aventuras en donde mi hermano o yo lo acompañamos a una ‘pulcata’, él jugaba ahí la rayuela y no precisamente la de Julio Cortázar, todo eso ocurría allá en la elegante alfombra de aserrín mientras el vástago en turno esperaba afuera; porque recuerden: Prohibida la entrada a menores, uniformados y mujeres, mientras de vez en vez se asomaba para dotarnos de dulces, o algún taco placero, aún recuerdo aquella ocasión en la que estaba con sus valedores, el tío Juan y otros compas, que al ver pasar a una despampanante dama me dice: ¡Ahí va tu mamá, grítale” ahí tienen al chamaco de escasos cuatro años gritando ¡Mamá, mamá! No sé cuál habrá sido la reacción de la fémina en cuestión, pero creo que hoy fácilmente ese acto calificaría como acoso; de recordar eso no sé si me da ira, melancolía o mucha risa, creo que lo último es la reacción habitual. 
 
Pero no todo fue ese tipo de sucesos, aunque al hacer esta retrospectiva creo que si la mayoría fue así… por él y mi madre conocimos y visitamos las Pirámides de Teotihuacán, diversos parques de la ciudad de México, es inolvidable esas visitas dominicales al Parque de los Venados, sin olvidarse Chapultepec, alguno que otro museo, algunas visitas a poblados cercanos al Nevado de Toluca, estuvimos rodeados de gente de gran corazón, así que en mi infancia fui al Circo Atayde Hermanos, Hollyday On Ice, obligatorio ir a las funciones de lucha libre, disfrazarse en los Jueves de Corpus y hasta visitar el Cerro del Tepeyac, hay una imagen en donde estoy llorando a moco tendido, --afortunadamente oculta-- porque no en mi disfraz no contaba con una guitarra, creo que por esa negativa nunca aprendí a tocar las seis cuerdas.

Además fue él quien me dio las primeras cátedras de ajedrez de hecho nos compró un libro donde se explicaban las reglas y las mejores jugadas, cuando llegó la "Fernandomanía", nos compró un bat y manoplas, era buen tipo, pintaba como buen padre, pero...

Después de ‘ires y venires’, 'El Santo' tras 12 años y algunos meses, un día dijo voy por cigarros y regresó 10 años después para ver cómo estábamos, nos vio bien, sanos, hombres y mujer de bien entonces dijo: olvidé el encendedor voy vengo; ya no volvió. Anduvo en New York, en Brooklyn, le decían el 'Licenciado' en la fábrica en donde laboraba, les digo que era de buena cabeza, pero siempre fue un eterno adolescente. 
 
A pesar de todo creo que siempre tuvo a mis hermanos y a mi en la mente, en su corazón, escribía, de vez en vez mandaba algunos dólares, y decía que nos fuéramos así de espaldas mojadas, estuve a punto de aceptar su invitación, pero no, decidí estudiar Periodismo, creo que mejor me hubiera ido… el día que lo volví a ver después de 10 años regresaba del CCH, hambriento y sediento, abrí la puerta y ahí estaba charlando con mi carnala, ¿asustado, nervioso, contento? No lo sé, ah eso sí, sin los cigarros ¡en fin! 
 
Hubo reclamos, lagrimas, y al final me puse una buena borrachera con él, llegaron por casualidad o causalidad dos de mis mejores amigos: Arturo y Willie, quienes me acompañaron en ese peculiar encuentro bebimos, llegó la hora que él se fue a su nueva casa, así que lo despedí mis compas lo escoltaron y así a la luz del alumbrado público me vi en ese andar que a poco a poco se alejaba… unos meses después al ver que la vida en México fue, es y será siendo siempre complicada, sobre todo si no se logra tener un mínimo de sensatez, esa que te otorga, dicen los que saben da la madurez, se volvió a ir por los cigarros que olvidó, burló de nuevo la migra par llegar de nuevo a NY, estuvo unos años más allá y se regresó. 
 
Nos reencontramos un par de ocasiones más, claro de nuevo olvidó los cigarros, además que importa yo nunca le vi chiste el fumar, volvimos a beber como buenos ‘compas’, mis hermanos tienen su propia historia y las recordamos la mayoría de las veces entre risas ¡no queda de otra!, ellos poseen sus propios recuerdos, al final los genes que nos heredó permanecen, eso es lo que dicen que los hijos son quienes perpetúan y hacen inmortales a los padres, frase temeraria, pero parece que bastante acertada… 
 
2001. 30 de noviembre. Tal vez 22:17… 

¡Ni modo!… ¿Qué le pasó?... ¿Cómo fue?... 

Una breve, pero profunda descripción de los sucesos la escuché en silencio; al final exhalé un largo suspiro, y creo que susurré: ¡No somos nada! Saludos Santo-Crispín allá donde andes se te recuerda con mucho afecto. 

P.D. 
 
De las pocas cosas que no supe de mi padre eran sus gustos musicales pero en memoria tengo cinco rolas que parece gozaba bastante.
 
1. Pobre Tom del Gran Chava Flores, divertida narración de las vicisitudes un vaquero chaparro y barrigón. 


2. Las verduras, pero, yo la conozco como El Chile verde una parodia que hace Eulalio González Piporro de Juan Charrasqueado, ¡una joya! 


3. El Pescador, Linda Vera con la Orquesta de Carmen Rivero ponen a bailar a cualquiera aunque tenga la gracia de un tronco como quien escribe este texto.


4. Sacaremos a ese buey de la barranca, de Los Felinos, rola que cuando se trae unos buenos curados de avena, melón o una cheve bien fría uno la canta hasta desgañitarse. 


5. El ojo de vidrio, interpretada por los Alegres de Terán si no mal recuerdo ese fue uno de los primeros corridos que escuché en mi vida y gracias a que Lencho-Santo-Crispín mercó este disco tal vez en Discolandia


 

Comentarios

  1. Acaso existe un mal texto de nuestro Sr Don Editor?...no se cansa de indicarnos el camino? De poner el ejemplo?...TUS TEXTOS???....MANDAME LO QUE TENGAS...ANDALE MANOOO..PONTE A TRABAJARRRR...nos decia...despues de leer esta maravilla..no me resta otra cosa que abrir el cajón y sacar esas historias que pudieran ya no compararse sino solo ser leidas por mi escritor favorito...(despues d Gabo y Josè Agustin..ni te emociones manooo)...gracias chiquitin..nos leemos pronto...

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    1. Saludos Compa, ante el "Tin" y Don "Gabo" pues no se puede hacer otra cosa que seguir releyéndolos hasta el cansancio, no hay más, y bueno lo que de repente plasmas tiene mucha alma. es la "enfermedad de escribir" como bien dice Bukowski

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